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El Consejo de Administración de Ports de les Illes Balears ha aprobado un proyecto de prolongación del dique de Ciutadella. En una obra de esta envergadura, controvertida en su concepción y alumbrada desde el consenso político, resulta comprensible la aparición de deficiencias y la subsanación de las mismas a golpe de nuevos acuerdos. Con las obras en marcha se planteó la dotación de puntos de atraque para cruceros, posteriormente se autorizó un incremento del presupuesto del 19 por ciento y hace apenas dos semanas se aprobaron obras complementarias por dos millones de euros a la misma empresa adjudicataria. Entre el proyecto inicialmente contratado, en diseño y presupuesto, y el resultado final se calcula un notable desvío.

La explicación técnica que avala la última ampliación corrige un efecto aparentemente previsto pero pendiente de afrontar por razones de impacto ambiental, un argumento que, si bien esclarece este aspecto, abre incógnitas sobre hipotéticos imprevistos en el tramo final de la ejecución. La seguridad ha de ser, en cualquier caso, el criterio determinante para consolidar esta infraestructura y esa parece la causa de esta ampliación que además deberá dotarle de mayor capacidad.