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Eso es lo que hicieron quienes montaron sus chiringuitos en las plazas y calles de todos los pueblos de España con el tema "mundial de fútbol" o mejor aún, en los partidos que jugaba la selección nacional. Hacer el agosto en julio es algo más que adelantar un mes la tradicional esperanza de llenarte los bolsillos y si son años de vacas flacas, razón de más.

Conseguir que cientos de personas se reúnan en un recinto determinado, a una hora determinada, durante un tiempo determinado, que todos griten lo mismo y que sus miradas estén fijas, hipnotizadas frente a una pantalla gigante y al mismo tiempo beban y se inflen de bocatas, viene a demostrar que siempre estamos dispuestos a que se nos diga cómo, dónde y cuándo. Bien está lo que bien acaba y si se han sacado unos dineritos a cuenta de los interrogantes que están por venir, ya saben aquello de que a caballo regalado no hay que mirarle el diente. ¡Clotellada para quien no lo entienda!