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A uno no se le caen los anillos por decir que Zapatero ha acertado en una decisión política. También es cierto que seguramente habrá acertado en más ocasiones durante el tiempo de su mandato, aunque sólo fuera por pura coincidencia. Pero donde sí los ha puesto sobre la mesa, ha sido ahora con el tema del tabaco. Del tabaco, del humo y del fumar, sobre todo.

También es cierto que quien esto opina no es fumador ni lo ha sido nunca, y de haber reductos de nicotina en mi interior, ha sido contra mi voluntad. Pasivamente, vamos. Como ante tantas otras cuestiones en que nos encontramos pasivos y de las que nadie se digna protegernos. Y por eso mismo se alegra uno de que aquella tibieza con la que hace algunos años se legisló al respecto, con el paso del tiempo se haya vuelto más beligerante.

Y si esta vez Zapatero, o Pajín, o ambos, o quién sabe quién, ha entendido que antes que unos votos, se encontraba la salud y el derecho de los no fumadores, también es cierto que muchos otros decepcionaron al populacho con su oposición a esta ley. Ahora sólo restará esperar a que también se nos proteja de los humos de muchos vehículos a motor, de muchas chimeneas de industrias y asimiladas, de muchos alimentos sospechosos, de muchas otras sustancias vigilantes…

Vigilantes estamos los españolitos de a pie. Y no basta. Cada uno de nosotros asiste perplejito al bombardeo diario de nuestros correos electrónicos. No falta día en que algún e-mail no nos devuelva a la realidad. A falta de comunicación oficial al respecto, a falta de alguna conferencia o rueda de prensa, el populacho, cautivo y arruinado, da sus últimos coletazos antes de finiquitar su colectivo.

Diez mil millones de las antiguas pesetas van navegando de e-mail en e-mail. Son las que nos ahorraríamos como mínimo, con sólo eliminar el Senado, que como segunda lectura viene demostrando que ni dice ni le dejan decir. Si en vez de ser el Senado, fuera el Congreso el eliminado, la cifra se duplicaría. También es verdad que aumentaría el número de parados o al menos, el número de quienes engrosarían las próximas listas electorales. Pero en este caso, no crearía alarma social. Siempre hay algún cargo de confianza, algún consejero vacante, algún asesor energético…

Navegan también las cifras de lo que cobran los Consejeros vitalicios de Estado -aquí la jubilación no les alcanza- y los nombres de los últimos llegados a las poltronas.

¿Aterrizará también Zapatero en una de estas poltronas o buscará algún destino exterior, por aquello de repetir secretas vacaciones en EEUU?

Y de todo lo anterior, no tiene la culpa ni Zapatero, ni Rodríguez, ni el nieto del capitán Lozano. O al menos no la tiene toda. O todo lo contrario. Que la crisis no la creó ZP, aunque tampoco hizo nada para menguarla. Aquí la culpa la tienen la mayoría de nuestros votados, llámense de un extremo o de otro. E incluso los nacionalistas que se vendieron en cada momento al mejor negocio. ¡Que si hay que ir a la cárcel, que vayan todos!

Pero de ir, no irán. Y con los jueces que hay, menos aún. Las últimas cifras nos advierten que faltan jueces. Crisis, corruptelas y más crisis hacen que el número de jueces se vean incapaces de enjuiciar tanto presunto en el tiempo debido. Y las cárceles ya no admiten más entradas. Y no lo dice quien opina, sino el mismísimo código penal, o al menos la última reforma del mismo: ¡Los extranjeros sobran!. ¡Quien delinque, a casa! Y del narcotraficante, mejor no hablar.

Y es que somos demasiado sensibles con el dolor ajeno.

Y por eso mismo, por tanta sensibilidad ajena, sigo perplejo de que la víctima de tanto humo, de tanta pasividad de unos y otros, esta vez, haya ganado la batalla, la contienda, y un poco más.

Gracias ZP.
Un pasivo, te lo agradece.

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www.joansans.blogspot.com