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Siempre me pregunté, ¿cómo era posible, en una época tan crítica, que las arcas se encontraran vacías de aquel consistorio mahonés, corrieran con los gastos que representaban dos falúas, a fin de cuentas idénticas? ¿Dónde se encontraba la segunda de la cual jamás nadie, supo ni escribió sobre la misma? Hasta que por fin he llegando a la siguiente conclusión:

La reina Isabel II, en su visita a Mahón, inauguró la embarcación y, como dijo la prensa, se dignó admitir el regalo que había mandado la construcción el Ayuntamiento, publicándose que un vapor volvería para conducirla a su destino.

Debo citar a los catorce caballeros que la tripularon acompañando a sus majestades el día de su inauguración en aguas de nuestro puerto: Antonio Carreras, Pedro Roca, Lorenzo Cardona, Miguel Lluch, Juan Thomas, Francisco Femenías, José Gelabert, Antonio Marqués, Diego Monjo, Antonio Monjo, Juan Escudero, Juan Sanz, Juan Sturla, y Agustín Landino. El Ayuntamiento acordó expedir a los señores pilotos que tripulaban la real falúa una certificación personal, en la que se acredite que han prestado este servicio voluntariamente y a entera satisfacción de la Corporación Municipal.

La Reina por propio deseo mandó embarcar en el vapor Princesa de Asturias, junto a su equipaje, el farolillo que adornó el banquete que se le rindió en el Teatro Principal. Además del estandarte de la falúa, los almohadones de la misma, confeccionados por las esposas de los alcaldes de la Isla, el jarrón de flores y la bandera con las armas reales.

La primera vez que SSMM bajaron al puerto, precisamente en la Alameda, quedaron tan maravillados que el rey hizo saber al alcalde y cuantos les acompañaban que el próximo verano regresarían, añadiendo: Señores han de saber que cuanto digo, lo cumplo. (Aquella debió ser la primera vez que no cumpliría, lo que decía). Por lo cual la embarcación quedó al resguardo, esperando el veraneo de sus majestades de 1861. No se desplazaron a la Isla y de ahí los trámites para llevársela. Y la embarcaron, pero esto no sucedió hasta que el señor ministro comunicó que disponían, de un lugar ideal para la barca mahonesa como ellos la llamaban.

Con motivo de llegar al Arsenal, procedente de Cartagena, el vapor Vasco Núñez de Balboa conduciendo un grupo de obreros para realizar diversos trabajos, se aprovechó para embarcar la citada falúa mahonesa. Era domingo, 16 de noviembre de 1862, quedó embarcada, a pesar del mal tiempo reinante, dejando nuestra rada rumbo a Cartagena y desde allí con un tren de mercancías hacia su destino. Que por cierto éste no era Aranjuez como muchos pensaron, allí llegó "que ja havia plogut molt".

Su botadura se realizó en el estanque del Retiro donde la familia real solía pasear.

Debo confesar, que como investigadora y "ratolí" de cajas, sótanos, porches, investigando de viva voz, escrudiñando apuntes, siempre me lamenté de cómo han cojeado mis coetáneos, a la hora de escribir sobre la historia, siempre se repitió lo que había dicho o escrito el anterior. Precisamente de la embarcación a la que me refiero lo único que de ella han dicho ha sido, que la construyó el maestro Tudurí, "i poca cosa més", Va siendo hora que se indaguen nuevos detalles destacables; nuestros maestros de ribera siempre son citados por unos y por otros con las mismas cosas. Es por ello que en esta ocasión me alegra ofrecer las novedades que publico.

Características de la falúa real:
Mide la falúa 42 metros y 90 centímetros de eslora; tres metros de manga y 90 centímetros de puntal, hallándose construida con las maderas y en la forma siguiente: La quilla es de majagua, madera americana; las rodas de encina y las contrarrodas de pino del país; las cuadernas de majagua, siendo todas de una pieza a excepción de las tres de popa y proa; el forro y tablazón son de pino del norte y de Charleston.

Esta embarcación lleva tres sobrequillas y dos palmejares que se hallan endentados en las cuadernas y toda está claveteada y remachada de cobre de la clase superior. Tiene el timón por dentro y forma su popita muy abierta y de poco calado, pues lo es de 36 centímetros a popa y 22 a proa, siendo ligera de maderas y bien combinada su construcción.

En la popa tiene un elegante saloncito que puede contener cómodamente once personas, y su capacidad es de 3,80 m. de largo por 2,70 de ancho. Le sirven de bajada en los dos lados una escalerilla con dos escalones cada una, que tienen su correspondiente pasamanos forrado de terciopelo y una cinta que forma los colores nacionales, sostenido por pilastras de caoba de elegante construcción, y que se une a una columna, cuyo remate es una piña de caoba, que puede substituirse por una luz cuando convenga ponerla. Ambas escalerillas están alfombradas lo mismo que el piso, o sea empanado, hablando, en términos técnicos.

Encontrándose en todo alrededor un cómodo asiento corrido en forma de sofá, forrado de damasco y en cuyo centro las dos columnas y esferas orladas de hojas de roble, de laurel con la corona real, y con la inscripción "Non Plus Ultra" hacen distinguir el asiento destinado a S.M. A su respaldo, o sea en el sitio del timonel, hay un espacio de un metro de largo por dos de ancho que termina con medio punto. El peto del espejo está forrado de aceitillo y caoba, con tiras de media caña formando los rayos del sol, y el interior de la obra muerta o costados, sigue un orden igual, estando el suelo chapado de las mismas maderas que forman ladrillos octagonales, y en las bandas se ven dos escobenes y dos cornamusas de latón para amarrar la falúa. Del mismo metal tiene el timón su aro, capirote y caña hecha para poder gobernar de pie, y detrás se levanta el asta bandera, compuesta con listones de media caña de caoba y aceitillo, formando un octágono con los cantos redondos, y terminando con una púa de latón que sostiene una torrecilla dorada.

Siguen el saloncito nueve bancos chapados de caoba, claveteados en orden triangular y sostenidos en el centro por dos columnitas de caoba apoyadas sobre la contraquilla, y el de proa cierra esta división con un enjaretado de caoba, marcando el sitio que deben ocupar los que llevan el bichero, con una capacidad de 130 por 80 centímetros, encima de este banco se halla una cornamusa (a capucha) con sus dos escobenes, y a más un hermoso anillo con un perno pasador, todo de latón. El contorno de este anillo forma un elegante arabesco que acompañado de un friso hasta llegar a la cara de proa del saloncito, pasa por encima de los durmientes, haciendo muy buen efecto, el forro de la obra muerta es todo liso y debajo la regala corren dos cordoncitos de caoba pasando entre ellos un verduguillo dorado, por encima pasa desde proa hasta la entrada del saloncito una pieza de caoba con catorce toleteras y a estribor, junto al pasamnos hay para el estandarte un acta coronada por un león.

Un rico y hermoso toldo de damasco amarillo, forrado de seda blanco, cubre los asientos destinados a S.M. y real familia.
Adornos exteriores: La popa esta adornada a capricho, pero con muy buen gusto en el dibujo y escultura, recorre todo el largo del saloncito por ambos costados una galería que se ve cortada a popa por esta inscripción " A su Reina, Mahón" y en el centro el escudo de armas de esta ciudad, ocupan los claros algunos relieves dorados que pasan entre un cordón en forma de calabrote y un verduguillo que corre de popa a proa uniéndose allí con un follaje sobre el que se encuentra un león que sostiene las armas de España.

En la parte derecha, o estribor, hay una corona de roble de la que sale una rama que se extiende hacia popa y en la de babor una corona de laurel y otra rama siguen la misma dirección. Las coronas relieves y arabesco todo dorado, se destacan sobre un fondo blanco que hace resaltar más el carmesí de la galería, el amarillo del toldo o pabellón, el azul de los asientos y la rica alfombra formando un armonioso conjunto con la variedad de colores de las maderas combinados con gusto y a la que da más realce la delicadeza del trabajo.

Catorce hermosos remos y tres bicheros de haya con los extremos de latón completan esta obra, que en nuestro humilde concepto es digna de la augusta persona a quien está dedicada recordando la sincera adhesión y fiel entusiasmo con que la ciudad de Mahón recibió a SM y Real familia.

Y hasta el próximo lunes, si Dios quiere, en que habré de continuar con la falúa, sus constructores, etc.