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El concepto utopía se refiere a un mundo idealizado que se presenta como alternativo al mundo real y que ejerce, de hecho, como una crítica sobre éste. El término, acuñado por Tomás Moro, es pues sinónimo de una sociedad idealizada (o idealista), es un anhelo que pretende un mundo ficticio.

Si es comprensible que esa ficción fantasiosa pueda ser pretendida por seres soñadores inclinados a divagar sobre la quimera de ese futuro perfecto (lo que ha dado pie a varias famosas obras literarias o a múltiples devaneos mentales…. como puro "entertainment"), es verdaderamente distorsionador si es utilizada por políticos como táctica para engatusar a la sociedad (y/o para ocultar o disimular clamorosos fracasos de gestión). Los políticos deben ser realistas para gobernar.

No debieran de usufructuar el poder quienes juegan con anhelos imposibles de cumplir. Hacer creer a los ciudadanos en un mundo feliz es propio de literarios (de utópicos) pero no de políticos.

Lo contrario a la utopía es la distopía y hace referencia también a "una sociedad ficticia donde las consecuencias de la manipulación y el adoctrinamiento masivo -generalmente a cargo de un estado autoritario o totalitario- llevan al control absoluto, condicionamiento o exterminio de sus miembros bajo una fachada de benevolencia".

Los menorquines hemos sido y somos testigos de las constantes pretensiones utópicas de los dirigentes actuales del Consell Insular que a veces incluso trucan, al tiempo, a una parcial distopía. Lo hemos comprobado en estos últimos años. Lo deseable no siempre es posible y menos en unos plazos fantasiosos. Promocionarlo así es caer en la utopía o en la distopía. Como ejemplo, una ilustración.

En estos pasados días se nos ha obsequiado con la bienaventuranza del coche eléctrico. Contando con todos los consejos de todos los entendidos en contra de su clara utopía, los responsables socialistas del CIM, tozudos y cómplices de ZP, otro utópico, han declarado muy convencidos que en 2015 habrá 1600 coches eléctricos en la Isla. Han asegurado que se van a instalar 552 (perdón, 551 exactamente) puntos de recarga para aportarles la energía que necesiten. Declaran ufanos que el "coste de confección" de cada uno de estos 552 enchufes (perdón, 551 exactamente) es de una media de 2.500 euros. Ello suma un coste inversor total de un millón cuatrocientos mil euros, es decir casi doscientos treinta millones de pesetas para entendernos mejor. Parece que pretenden convertir Menorca en "la isla de los enchufes". (¿Nuevo lema turístico a la vista?).

Algunos maliciosos han interpretado la creación de estos 552 (perdón, 551 exactamente) puntos de enchufes como el querer beneficiar a 552 (perdón, 551) nuevos enchufados. Otros creen que lo que quieren realmente es ofrecer enchufes gratuitos a todos los turistas para que puedan recargar gratuitamente sus móviles y artilugios varios (¿quién pagará la electricidad consumida?).

Su utopía concreta consiste en instalar en cuatro años un total de, exactamente, 274 puntos de recarga en hoteles, apartamentos y empresas de coches de alquiler mientras otros 208, exactamente 208, serán instalados en plena vía pública. Los restantes 69 (¿qué mente lasciva ha propuesto este número?) serán instalados en playas, polígonos industriales y aparcamientos privados (¿las prohibiciones del PTI no afectarán a esos enchufes?). Nadie informa de que cada tiempo de recarga es actualmente de unas 8 horas por lo que solo tres coches al día podrán recargarse por cada punto de enchufado (a quien toque el "turno" de madrugada irá listo).

Este intento de desviar la atención pública hacia amabilidades medioambientales en un momento de pánico laboral es un despropósito. Es imposible que dentro de cuatro años los menorquines hayan comprado 1600 coches eléctricos. Es imposible que se instalen estos 552 (perdón, 551) enchufes por el coste que representa esta inversión en unos momentos de asfixia económica. Es la apoteosis del reino de la demagogia populista. Los coches eléctricos también consumen electricidad generada por combustibles fósiles y producen lateralmente la misma polución que los otros. No deja de ser una gran ocurrencia propia de alumnos avanzados del utópico/optimista antropológico que desgobierna España que propongan aquí en la Isla parecidos despropósitos que su Jefe de Madrizzzz. ¿Por qué no dejan de perder el tiempo con estas chuminadas de iluminados y se aplican en resolver el problema del transporte y en disolver la ridícula obsesión aldeana que es lo que realmente obstaculiza el desarrollo de Menorca?.