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Si hacemos caso a las encuestas, y no hay razón para no hacerlo, el PP ganará por mayoría absoluta las elecciones del 20-N. Incluso en un programa del director de uno de los grandes diarios españoles, se proponía hace unos días los nombres de los próximos ministros. Yo no recuerdo nada igual. Es algo sin precedentes y carente de la ética más elemental, toda vez que para ese ejercicio de repartir ministerios, es necesario que antes pasen dos cosas: lo primero es ir a votar y lo segundo ganar las elecciones, y ésta es la hora que ninguna de estas dos cosas han sucedido. Eso no quiere decir que yo no dé por sentado que lo normal, lo más lógico dada la situación, es que el PP gane las elecciones.

Incluso voy más lejos, puede darse el caso de que se dé un espectacular derrumbe socialista. Si tal cosa sucediera al PSOE no le queda otra que convocar de inmediato un congreso extraordinario y buscar a nuevos dirigentes, apartando a todos aquellos (que no son pocos) que están estigmatizados por la sociedad, marcados como políticos incapaces de sacar a España del tremendo socavón en el que está metida y además porque solo un cambio en profundidad puede poner en el camino de la recuperación futura al partido socialista.

Un congreso extraordinario es para tomar decisiones extraordinarias. Nada de esa vieja treta de cambiar las cosas para que todo siga igual, dejando las mismas caras con los mismos tics. Eso sería el error de los errores.

Quizá, sin darse ellos mismos ni cuenta, apartaron a Carme Chacón, negándole unas verdaderas primarias para que Rubalcaba fuera el candidato y hoy por hoy, líder del partido socialista. A la postre puede no haber sido tan mala idea, pues dada la edad de Rubalcaba y pensando que el PP puede estar como mínimo dos legislaturas en el poder, a Rubalcaba se le estrecha muchísimo el camino que conduce a la Moncloa, lo cual, en el congreso que se ve venir, permitirá que Carme Chacón, ahora sí, se postule para ocupar la dirección del partido. Como ministra del Ejército, que lo fue de hecho y derecho desde aquel mismo momento que dijo: "Capitán…mande firmes", nadie daba en verdad un euro por su futuro en el cargo. Sin embrago hoy, ni siquiera el PP puede decir que lo haya hecho mal, y eso que lo tenía todo en contra, sobre todo esa condición de ser una mujer al frente de las Fuerzas Armadas. Y por si la dificultad era poca, encima embarazada. Pero Carme Chacón ha demostrado ser una trabajadora de la política, una persona muy preparada, de una eficacia más que demostrada. Por eso puede ser la gran apuesta para el futuro del socialismo español.

No quisiera terminar mi artículo sin decir lo curioso que me resulta la versatilidad del pensamiento político de los votantes, pues al margen de aquellos fieles al partido, que por mal que lo haga la derecha o por mal que lo haga la izquierda, siempre votarán la misma opción, hoy sabemos que ese número de votos no basta para ir a la Moncloa. Los que realmente deciden quién es el ganador son los votos libres, los que no están sujetos ni a la izquierda, ni a la derecha, los que no tienen ideología que les obligue. Por esa razón, la España de izquierdas, a partir del 20 de noviembre, como si fuera una camisa reversible, será de derechas. Nada de extrañar, porque incluso hubo una vez que España se acostó monárquica y se levantó republicana. Déjenme que sea el oráculo que les aperciba diciéndoles que los mismo que llevarán a Rajoy a la Moncloa, un día le sacarán de la Moncloa. Porque en aquel caserón, nadie en democracia puede creerse que va a estar toda la vida, sobre todo porque va en la condición humana eso de subir a un semejante a un pedestal para luego echarlo abajo, sin ningún miramiento, sin contemplaciones.