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A pesar de las cautelas antiinflacionistas anunciadas e innecesarias que acompañan a la reciente decisión del BCE de comprar deuda pública soberana de los países miembros de la eurozona que lo soliciten es una medida que tendrá efectos positivos. No obstante, los gobernantes siguen contemplando el ciclo económico desde una perspectiva de pensamiento inapropiado para alcanzar una pronta recuperación del crecimiento y del nivel de ocupación.

El logro de mejoras económicas y de empleo requiere políticas de fomento de la inversión privada secundada por el sector público, con el respaldo financiero convencional que deberían aportar los bancos; sin embargo a día de hoy en España no se cuenta, ni de cerca, con estos activos sociales. Confiemos que el BCE enderece su posicionamiento de simple estabilizador monetario hacia medidas efectivas de impulso para la recuperación económica en los países miembros.

En la Teoría General de Keynes hallamos la explicación de los ciclos económicos en sus distintas fases, incluyendo las fluctuaciones de media y larga duración; tema este que no contemplan los neoclásicos. Estos economistas defienden la existencia de mecanismos automáticos de índole monetaria que mantienen el equilibrio en el sistema económico, de manera que su análisis se centra en los ciclos de corta duración, prueba una vez más de la desconexión de aquellos teóricos con la realidad histórica y cotidiana.

La aproximación de Keynes a una visión dinámica de la economía le facilita abordar el estudio de los ciclos económicos mediante un análisis causal e interpretativo fecundo (The General Theory, capítulo 22). Veamos seguidamente a mi juicio y de modo esquemático algunas de sus aportaciones principales: 1) Ofrece una explicación global de la marcha de la economía atendiendo a sus distintas fases (expansión, crisis, declive, recuperación) integrando los mecanismos reales con los monetarios. 2) Permite a los responsables del sector público actuar en una línea de hacer frente a las depresiones económicas y dar pautas a la iniciativa privada para que los empresarios contribuyan a enderezar el ciclo. 3) Acepta las teorías explicativas del ciclo basadas en el subconsumo, pero las considera insuficientes y añade el factor inversión, pública y privada, además de la importancia de la propensión al consumo. 4) Keynes integra los ciclos cortos de carácter monetario dentro de los ciclos de mayor duración. 5) El estilo abierto que es característico de la Teoría General, permite introducir un margen variable de duración temporal en las distintas fases del ciclo, de modo que su teoría podría ser aplicable tanto a los ciclos de 10 como de 25 años; es decir, por ejemplo, permite incluir a mi juicio a los ciclos Kondratieff.

Sin embargo, lo más destacable en el pensamiento de John Maynard Keynes sobre el ciclo económico es que se podrían evitar las depresiones económicas si los políticos debidamente ilustrados supieran mantener un empleo creciente mediante estímulos adecuados a la propensión al consumo y a las inversiones, concediendo el principal y determinante protagonismo de la marcha económica a la eficacia marginal del capital. Los instrumentos para ello son rigurosamente analizados y fundamentados en la mencionada The General Theory (Keynes, 1936).

Escribe Keynes: "Si examinamos los detalles de cualquier ejemplo real del ciclo económico, veremos que es muy complejo y que para su explicación completa serán necesarios todos y cada uno de los elementos de nuestro análisis. En particular encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en estado de preferencia por la liquidez y en la eficiencia marginal del capital han desempeñado su parte. Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que le llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficiencia marginal del capital" (p. 313).