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Los que padezcan de insomnio, sean proclives a trasnochar o sencillamente estén enganchados a la televisión, habrán visto más de una vez los programas de madrugada donde algún friky con pintas se atreve a leer el futuro de la gente a cambio de sacarle una pasta gansa a través de los teléfonos de pago.

La fauna que habita a esas horas la televisión es de lo más variada: señoras con turbantes imposibles, señores con aspecto de líderes de alguna secta, alguna vieja gloria mediática creada a la sombra de Telecinco y sus programas basura, etc.

Algunos cuidan más la puesta en escena que otros, pero ninguno se libra de un aire casposo de feria antigua, son malabaristas de la estafa que juegan con la desesperación o la necesidad de las personas para sacarles el dinero.

Y no sé por qué pero al pensar en "malabaristas de la estafa", a uno le vienen a la cabeza los economistas, o para ser más justos algunos economistas, los que están empeñados en defender el libre mercado a ultranza sin ningún control público, es decir los teóricos que nos han llevado a donde estamos ahora.

Ellos no son los ejecutores, pero sí los que han dado cobertura (supuestamente) científica a las medidas adoptadas. Quizás porque muchos de ellos salen de las mismas escuelas de negocios que los que toman las decisiones tan dañinas para la mayoría y tan beneficiosas para unos pocos. Basta recordar que el Fondo Monetario Internacional, gurú para muchos gobiernos serviles, es responsable de las cagadas más sonadas y sigue las recomendaciones de la "ética" escuela de economía de Chicago, famosa por crear apóstoles del libre mercado a ultranza al grito de: "el dinero importa", ¡qué majetes son!
Y les encanta enredar el lenguaje, disfrutan en hacernos pasar por tontos, abusar de los tecnicismos laberínticos para acabar diciéndonos: "es que es muy complicado y no lo vas a entender. Tu deja a los que sabemos de esto". Pero criaturitas es que los que supuestamente sabéis de esto la habéis liado parda, y la verdad ya no nos fiamos ni un pelo.

La economista y escritora Florence Noiville publicó un libro titulado "Soy economista y os pido disculpas ", donde entre otras cosas afirmaba que: "en las escuelas de negocio cogen tu talento y lo convierten en avaricia", puede que al famoso yerno real (entre otros muchos) le ocurriera algo parecido, quien sabe.

Lo que es innegable, queridos lectores, es que algunos economistas han puesto su sabiduría al servicio del dinero olvidándose por completo de las personas y así nos va.
Quizás alguno se enfade por hacer esta comparación entre futurólogos televisivos y algunos economistas, pero viendo el desastre que han causado sus teorías, y sus recomendaciones, los enfadados de verdad somos nosotros. Solo espero que estas afirmaciones no hagan subir la prima de riesgo o bajar el IBEX 25, ya se sabe lo sensibles que estamos todos.