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Para el ciudadano de a pie, es muy difícil entender una ley que manda a la cárcel a quién ha robado millones, para finalmente dejarle libre sin haber devuelto lo que robó, que al fin y al cabo, es el motivo de su condena.

Ejemplos de ladrones o corruptos de guante blanco los tenemos en más abundancia que abejas en una colmena, que no han devuelto un céntimo de lo que trincaron, y hasta por tener tenemos, permítaseme la metáfora, la abeja reina, en la persona de un ilustre chorizo de pata negra, otrora nada más y nada menos, que director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. Felipe González puso a la zorra a guardar gallinas. Nunca hubo metáfora más gráfica.

En la actualidad, Luis Roldán, campa ahora como un burgués por las hermosas calles peatonales del centro de Zaragoza, sin que éstas sean las horas en que haya devuelto el botín que afanó a base de cohechos, malversaciones, falsedad documental, etc. Fue condenado a 31 años de cárcel, de los que cumplió 15, y según los expertos, en esta industria del mangue al por mayor, tiene por ahí unos 14 millones de euros que nunca devolvió. Otros afirman que son bastantes más. En todo caso, dejándolo así, podríamos decir que le sale prácticamente a millón de euros por año de cárcel, o lo que es lo mismo, 166,386 millones de pesetas por año de estancia en el trullo.

Alto precio es a la sociedad por enchironar a un delincuente ¿Qué clase de justicia es esa? ¿Qué escarmiento supone entrar en la cárcel pobre y salir multimillonario? Hay leyes que cuesta mucho entenderlas.