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Carta desde Oak Ridge

Benjamín Carreras

Las discrepancias entre grupos políticos dispares en muchos de los asuntos de interés general pueden ser muy grandes. Se suele comentar que el problema está en la falta de información que existe sobre estos asuntos. Por ejemplo, en el caso del calentamiento global, hay una total discrepancia entre republicanos y demócratas en los Estados Unidos. Igualmente pasa en lo referente al imponer control de armas a través de legislación.

Otro ejemplo más llamativo es el de la edad de la Tierra y cuando los dinosaurios la poblaron. Para muchas personas ligadas a grupos cristianos conservadores de Estados Unidos la Tierra tiene menos de diez mil años de existencia y en algún momento convivieron humanos y dinosaurios. Ya se que al oír hablar a alguno de nuestros políticos tenemos la sensación de convivir con dinosaurios, pero esa gente se refiere a los reptiles.

Se podrían poner otros ejemplos, pero esos son indicativos. Sobre ellos hay abundante información científica que puede ser analizada racionalmente. Entonces, nos podemos preguntar: si esta información estuviera al alcance de todos se acabarían las discrepancias? La respuesta parecer ser que no.

La respuesta negativa a esta pregunta es el resultado de una investigación llevada acabo por el profesor Dan Kahan de la Universidad de Yale y publicada hace unos meses en colaboración con Ellen Peters, Erica Cantrell y Paul Slovic.

Estos investigadores basan sus resultados en unas pruebas hechas a 1000 ciudadanos norteamericanos. En este trabajo, primero sometieron a los participantes a un examen de matemáticas para determinar el nivel que cada uno tenía en esa disciplina. Hecho eso, fabricaron datos primero que demostraran claramente que legislación controlando armas era efectiva en reducir crimen y después fabricaron otro conjunto de datos para demostrar todo lo contrario.

El resultado fue que personas de ideología liberal demostraron ser excepcionalmente buenos en el análisis del primer caso, eso es, en mostrar que la legislación de control de armas reducía la criminalidad. Pero en el caso contrario la mayoría de los liberales falló en los cálculos matemáticos más básicos. En el caso de los conservadores pasó justo lo contrario.

El caso más curioso fue que los mejores en matemáticas son los que cometieron mayores fallos cuando los resultados iban contra su ideología. Los participantes en experimento no razonaban para sacar el resultado correcto sino para sacar el resultado que ellos creían que debía ser correcto. La ideología bloqueaba el razonamiento.

La misma situación se presentó al analizar resultados fabricados sobre el calentamiento global. La personas actuaron razonablemente cuando los resultados estaban de acuerdo con sus ideas políticas, pero mostraron su incapacidad en caso contrario.

Ese tipo de reacción no pasaba cuando los participantes en estos experimentos tenían que analizar datos que afectaban a problemas no ligados a la política, como la efectividad de los antibióticos o si el beber alcohol puede afectar a la habilidad de un conductor. En estos casos los participantes se comportaban racionalmente y llegaban a la conclusión indicada por los datos.

Estos experimentos indican que somos capaces de comportarnos racionalmente cuando la información no afecta a nuestra ideología, pero nos comportamos como estúpidos en caso contrario. Parece ser que la política nos vuelve estúpidos y que las discrepancias políticas existentes en temas que tienen una base científica no se pueden resolver simplemente dando más información.

A lo mejor extrapolando los resultados de estos experimentos podemos entender otros misterios que nos rodean. Si la política transforma a las personas en seres irracionales, a lo mejor esa es la razón por la que tenemos en la cúpula de los gobiernos a las personas que tenemos.