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Es difícil saber cómo va a acabar Podemos pero de lo que no hay duda es que en las próximas elecciones va a crecer.

"Podemos no nació para ser testimonial", dijo Pablo Iglesias, la misma noche electoral. Y se augura que en el futuro, como mínimo próximo, no lo va a ser. A nadie escapa que los 1,2 millones de votos que obtuvo en España y los 1.999 en Menorca, se verán incrementados de forma notable en las próximas elecciones municipales y autonómicas del año que viene, así como en las generales de finales de 2015. Eso sí, lo que nadie saber es qué porcentaje representará. Y aquí entra también el papel de los grandes partidos para movilizar a su electorado y combatir la abstención, que en este caso beneficia a Podemos.

En una simple cosa me baso para afirmar que Podemos va a crecer en número de votos. La gente de izquierdas, ante la amalgama de partidos izquierdistas a los que puede votar, suele comentar con sus amigos a qué partido ha votado y por qué. Supongo que es una manera de justificarse y a la vez estirar a sus conocidos hacia el proyecto que ellos defienden. Pues bien, durante esta semana las frases más repetidas en estos ambientes izquierdistas que están al margen de los partidos políticos han sido del estilo: "Yo he votado a IU, pero a la próxima voto a Podemos", "yo aposté por Equo, pero me paso a Podemos" o "yo no fui a votar, pero creo en Podemos". Vamos que todos los caminos conducen a Podemos.

Ello puede empezar a preocupar a partidos tradicionales como el PSOE, también al PSM aquí en Menorca y sobre todo a Izquierda Unida, que puede ver que el éxito electoral del pasado domingo se disuelve como un azucarillo en los próximos comicios, ya que Podemos va camino a convertirse en la tercera fuerza política. Y quién sabe qué puede pasar si continúa la debacle que lleva sumido al PSOE desde hace cuatro años. Con un PSOE que, si no cambia la cosa después del verano, va camino a convertirse en un referente de pocos, un PP que si no se cuida mucho puede sufrir otro serio correctivo y una Izquierda Unida, en la que Podemos la va adelantar por la izquierda, el panorama político en España puede salir de las próximas elecciones seriamente trastocado.

Puede gustar más o menos su proyecto, su programa puede tratarse de una utopía y sea irrealizable. Se puede criticar algún toque demagogo y que el partido destaque por el personalismo de su líder, pero no se puede negar que despierta ilusión. Es algo nuevo. Desconocido, pero diferente a lo que nos han ofrecido hasta ahora. Es un partido claramente antineoliberal. Eso les da fuerza ya que se ha demostrado con esta crisis que las políticas neoliberales del PSOE y el PP no han funcionado, benefician siempre a los mismos y perjudican a una mayoría. Y así estamos.

Podemos le queda un año por delante para consolidarse antes de las próximas elecciones. Un año para crear una estructura, un partido, ya que de momento solo tiene (y no es poco) 1,2 millones de votos. En una semana ha logrado establecerse en muchos puntos de España (también en Menorca) en los que no estaba antes de las europeas. Y lo sorprendente es que lo ha hecho a través de mucha gente que no les ha votado, porque los desconocía. Lo ha hecho a través de muchas personas que hace cuatro meses nunca hubieran pensado que estarían dentro de un partido político. De hecho, esta gente no cree que esté en un partido. Están convencidos que forman parte de un proyecto. Y aquí está la clave.