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Carta desde Oak Ridge

Benjamín Carreras

Hace unos años la novela «El código Da Vinci» se hizo muy popular y levantó oleadas de comentarios sobre la posible esposa de Jesús de Nazaret. La historia en sí era interesante y muy bien montada, pero era una novela y no se basaba en ninguna informaciónreal. No había en aquel momento ningún manuscrito de los primeros siglos del cristianismo que dijera nada sobre si Jesús estaba o no casado.

Para un judío del siglo primero con un fuerte sentido religioso lo normal es que estuviera casado. No en vano el primer mandamiento que da Dios en el Génesis es: «Creced y multiplicaos». Solo los esenios no seguían esa regla, pero ellos vivían alejados de las zonas urbanas.

En evangelios no canónicos, hay bastantes referencias a la especial relación entre María de Magdala y Jesús. Pero esta relación, en algunas versiones, se refleja como la del ser la discípula predilecta de Jesús, mas al pesar de Pedro, y la iniciadora del cristianismo.

No olvidemos que en los evangelios canónicos ya se dice que los discípulos masculinos de Jesús se escondieron todos cuando Jesús fue apresado y solo las mujeres estuvieron junto a él en sus últimas horas. Además en el evangelio de Juan es a ella, María de Magdala, a quien primero se aparece Jesús después de su resurrección y a quien él envía (por tanto apóstol) a comunicárselo a los demás discípulos.

Tanto en el evangelio de María Magdalena como en el de Felipe, ella es quien juega un papel central y en un episodio, Levi tiene que recriminar a Pedro su mal genio por no creerla y no querer aceptar que ella, una mujer, pudiera ser la confidente de Jesús.

Al final, ya sabemos que los seguidores de Pedro ganaron y con su típica misantropía, relegaron a María Magdalena a la posición de pecadora oficial y excluyeron a las mujeres de cualquier papel en la Iglesia.

Pero en todos esos documentos en que se habla de la especial relación de Jesús y María Magdalena nunca se hace ninguna referencia a que la relación fuera más allá de la de maestro y discípulo. Pero cada día se descubre algo nuevo.

Eso ha pasado hace unos días cuando la profesora de Divinidad de la Universidad de Harvard, Karen L. King, conocida experta en el Nuevo Testamento y en literatura copta, ha publicado un artículo en el «Harvard Theological Review» de abril en el que muestra la verificación científica de la autenticidad y antigüedad de un documento que ha venido a llamarse el evangelio de la esposa de Jesús. Este documento

fue encontrado en 2011 y muchas personas lo descartaron por considerarlo una falsificación moderna.

El evangelio de la esposa de Jesús es un trozo de papiro, no mayor que una tarjeta de crédito y que reproduzco en la foto adjunta. En él aparecen escritas en copto varias frases incompletas. En particular, son interesantes las líneas cuarta y quinta que dicen: ]… «Jesús les dijo, Mi esposa ….[ ]… ella será capaz de ser mi discípulo …[

También en la tercera línea se menciona a María, sin indicar a qué María se refiere ni si tiene conexión con lo que dice en las líneas siguientes.

El documento se ha datado por dos métodos y dos grupos de investigadores distintos. El papiro por carbono 14 y la tinta por comparación con manuscritos de fecha bien identificada.

La conclusión es que ese fragmento de manuscrito es del siglo VIII.

La publicación de este artículo ha provocado el consabido revuelo. Mucha gente lo ha interpretado como que King afirmaba que esto era prueba de que Jesús estaba casado y alrededor de esto se han organizado todo tipo de discusiones. Como la misma Karen King ha declarado, la

autenticidad de este documento no prueba ni desmiente nada acerca de Jesús de Nazaret. Lo que sí prueba es que el asunto de su posible matrimonio era ya objeto de interés hace muchos siglos.

También abre la puerta a la posibilidad de existencia de manuscritos más antiguos del que éste sea una copia, como sucede con todos los libros del Nuevo Testamento. Habrá que esperar a más hallazgos en las tierras de Egipto, fuente constante de antiguos documentos, en donde el clima permite la conservación de manuscritos milenarios.