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Reunión póstuma de la Plataforma para el diálogo sobre las obras de la carretera general. Y digo póstuma porque no ha habido forma de aproximar posiciones en un asunto 'de estado' que requería un gran acuerdo social, y la suerte está ya echada. Alea iacta est para los defensores acérrimos de las obras tal y como están planteadas («mayoría absoluta, informes técnicos, progreso y seguridad» es su pétrea divisa) y para quienes, también conscientes de la necesidad de la mejora de la carretera, estamos hondamente preocupados por el impacto paisajístico y el gran consumo de territorio de la reforma planteada (una macro rotonda cada kilómetro y medio, algo así como veintiún campos de fútbol), y hubiésemos querido algo a nuestro juicio más ajustado a la realidad. Me encantaría estar equivocado en mi atribulada percepción, pero ante el comienzo de la obras me siento como el perrillo Idefix cuando Obelix se pone a arrancar árboles…

JUEVES, 16
Inicio programa de radio con Diana con quien ya había colaborado años atrás y cuya voz sigue siendo envolventemente cálida. Me gusta la radio, despierto con ella todos los días desde tiempo inmemorial y me encanta volver a casa, soy un gran 'regresador' (me gusta 'irme' pero sabiendo que voy a volver), y por eso elijo como sintonía «Going home» de Leonard Cohen. Intento seleccionar opiniones de la semana prescindiendo de titulares, eslóganes y guerra de trincheras. Busco artículos especialmente reflexivos y templados, con vocación imperecedera, aunque no rehuyo la actualidad, más rabiosa que nunca. ¿Seré un zahorí loco?

VIERNES, 17
Lo comenté en la radio y me resisto a no dejar constancia aquí. Es sobre las ominosas tarjetas negras de Bankia. Escribe Xavier Vidal Folch en «El País»: «El culebrón de las tarjetas desmocha tres mitos. Uno, el del Gobierno plutocrático, según el cual es mejor que gobiernen los ricos porque no necesitan corromperse… Dinero llama a dinero. Segundo mito caído: la presunción de que la derecha siempre gestiona la economía mejor que la izquierda. Tercer mito derrumbado: un alto nivel de renta y de educación vacuna contra la irregularidad, el fraude fiscal y la corrupción…». ¿Reímos o lloramos?

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SÁBADO, 18
La carne es débil. Debería haber ido a la concentración informativa de la Plaza de la Constitución, pero cielo está tan azul, tan luminoso, la temperatura tan agradable, que decido ir a la playa con Inés… Cómodamente instalado en la tumbona de 'guiri' observo los juegos acuáticos de la niña y pienso en la fugacidad no ya de la vida sino del verano que se va y cabeceo irónicamente por la costumbre (inexplicable para mí) de tantos paisanos que inmediatamente «después de Gràcia» guardan los pertrechos estivales y se visten de invierno. Mesquinets, no saben lo que se pierden.

MARTES, 21
Gratísima noticia la de la recuperación de Teresa, la auxiliar de enfermería contagiada por el virus Ébola. Más allá de errores de gestión sanitaria que habrá que analizar y corregir, lo más penoso ha sido el miserable intento de algunos políticos y medios progubernamentales de culpabilizar a la víctima y sacudirse así responsabilidades. Aunque lo peor de lo peor, a nivel global, porque este es un asunto de interés mundial, es que pese a la peligrosidad del virus, surgido en Sudán y Zaire ¡en 1976!, no ha habido ningún esfuerzo serio para encontrar una vacuna o un tratamiento… ¿Será porque solo afectaba a poblaciones rurales de países marginados?

MIÉRCOLES, 22
El atildado Ángel Acebes abre de nuevo una doble vía de investigación… ¿Tendrán algo que ver los etarras con la trama Gürtel?

JUEVES, 23
Miguel Ángel Pons Sintes, el Dr. Pons, pionero de la moderna toco-ginecología en Menorca, nunca pareció aceptar de buen grado la jubilación pese a los ímprobos esfuerzos de su dulce Juana por hacérsela grata. Su vida fue la medicina, la vida hospitalaria, los compañeros, los pacientes. Desde que dejara el hospital se le veía alicaído, algo desconcertado, e intentaba paliarlo acudiendo al Mateo Orfila con cualquier excusa para seguir sintiéndose partícipe de una profesión singular a la que solo renunció por imperativo legal. Al Dr.Pons la medicina le imprimió carácter como un sacramento laico que renovaba día a día con fe inquebrantable. Excelente compañero y amigo solo era temido por sus efusivos y, a veces, hasta traumáticos abrazos y férreos apretones de manos, marca de la casa de un médico apasionadamente vocacional. Un colega inolvidable, un hombre de bien.