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En Estados Unidos a quien está en sus últimos meses de un empleo se dice que es un lame duck, un pato cojo. Es una forma de indicar de que ha perdido autoridad moral sobre quienes le rodean ya que estos están más pendientes de quién será el próximo a ocupar el cargo. Esta es la situación ahora del presidente Obama, en 2016 se acaba su presidencia. Para un presidente la situación es ambivalente ya que por un lado pierde algo de autoridad moral pero por otro puede intentar hacer lo que antes no hizo por miedo a perder una elección.

El estar pendiente de la próxima elección es uno de los aspectos más negativos de la situación presente. Al día siguiente de una elección ya se están preparando para la próxima y para ello hay que mantener las fuentes de dinero para la propaganda electoral. Eso es una de las razones de la falta de efectividad del Congreso y del Senado. Después de las últimas elecciones del pasado noviembre ambas instituciones están controladas por los republicanos que no han parado de batallar todas las iniciativas de Obama. Por tanto, Obama no solo está de pato cojo, sino que tiene la legislatura en su contra.

LA PRINCIPAL BATALLA de los republicanos ha sido en intentar eliminar el llamado «Obamacare», la legislación de Obama que regula las prácticas de las compañías de seguros médicos y que ofrece estos seguros a precios asequibles a la mayoría. Según los republicanos eso es un impedimento para crear más empleo. Curiosamente este año pasado ha sido uno de los de mayor crecimiento de empleo. En este mes de febrero ya hay unos once millones de americanos que se han beneficiado de esta ley. Ciertamente los ataques republicanos a esta legislación seguirán en los próximos dos años.

A pesar de la situación de desventaja, Obama ha mostrado gran habilidad en tomar las iniciativas de gobierno desde que los republicanos ganaron las elecciones y no han sido capaces de controlar sus movimientos como creían que podrían hacer. Primero Obama sacó un decreto para normalizar la situación de los emigrantes sin papeles de los que hay varios millones en el país. El paso siguiente fue el de normalizar las relaciones con Cuba. En ambos casos los republicanos levantaron revuelo pero sin ser capaces de desarrollar hasta este momento un plan para alterar las iniciativas del presidente. El no aprobar los presupuestos del Estado es algo con que constantemente amenazan.

En el pasado reciente ya han creado situaciones en que el gobierno se ha visto obligado a cerrar por falta de presupuesto, pero en todos los casos esta táctica ha resultado contraproducente para el partido republicano. No es muy popular que el gobierno tenga que cerrar por la actitud del Congreso. Por tanto, aparte de amenazas no parece probable que los republicanos vuelvan a intentarlo, aunque abundarán los cortes presupuestarios.

John Boehner, republicano y presidente del Congreso, decidió hacer una jugada a Obama para frenar sus iniciativas y sin consultar al presidente invitó a Benjamín Netanyahu, presidente del gobierno israelí que está en campaña electoral, a dar un discurso en el pleno del Congreso. Con eso pretende frenar las iniciativas de normalización de relaciones con Irán.

LA JUGADA le ha salido bastante mal a John Boehner. Esta iniciativa en asuntos exteriores, terreno que no corresponde al Congreso sino al presidente, ha sido muy criticada. Los demócratas han anunciado que no asistirán a la correspondiente sesión. Criticas incluso han venido del Estado de Israel.

Las disputas siguen, desgraciadamente más que enfocadas a resolver asuntos a los ciudadanos de Estados Unidos, el enfoque del Congreso es en satisfacer a sus donantes y hacer propaganda electoral. Estos dos años, si todo sigue así seguirán siendo bastante improductivos por parte del Congreso y el Senado. Habrá que ver si el pato cojo puede seguir burlando a los gansos del Capitolio.