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Me ha picado una araña y no he cogido ningún superpoder, es más, en lugar del poder de trepar por las paredes me ha salido un sabañón tamaño camión de la basura. Los murciélagos me dan mucho yuyu, sé que son buenos para la cadena alimenticia y que no han tenido nunca muy buena prensa, además compartimos una visión muy deficiente, pero no puedo con ellos, y ni de lejos tengo su oído-radar. No tengo ni puñetera idea de ingeniera, en el colegio siempre suspendí la chorrada esa de montar un circuito con una pila de petaca y una pequeña bombilla, la mía nunca se encendía, la de Luisito siempre, era odioso hasta el punto de que hoy en día es banquero. Por lo tanto soy incapaz de construirme un traje de hierro que tenga miles de gadgets electrónicos y me haga volar a supervelocidad.

No me han dado más rayos gamma que los de microondas y eso no dan ninguna ventaja, es más son cancerígenos, por lo tanto no me vuelvo verde, ni me crecen de repente los bíceps, ni se me queda un vaquero cortado y ajustado apretando mis glúteos, más propios del desfile del día del orgullo gay que de un superhéroe, todo hay que decirlo. No tengo buena puntería, ni soy rápido, ni tengo el don de la invisibilidad, aunque en algunas fiestas de juventud si que llegué a creer que la ropa que me ponía hacía imposible que me viera nadie, una triste vida social. No vengo del planeta Krypton, ni llevo una «S» en el pecho, ni me gusta llevar los calzoncillos por fuera, y menos si son rojos, no me los pongo ni en Nochevieja.

Pero a pesar de todo lo anterior tengo que decirles, queridos lectores, que me encantan los comics de superhéroes. Son recuerdos de una adolescencia con muchas dioptrías y algún kilo de más. Mi amigo Lorenzo tenía una gran colección de los Marvel y disfrutábamos con sus aventuras más que un concejal de urbanismo con una comisión.

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Hay personas que creen en dioses, otras en el Karma, algunas en energías o fuerzas inexplicables, suponemos que esas creencias les reconfortan y les hacen la vida más llevadera. Igual es que todos necesitamos creer en algo superior, no lo sé. Puestos a creer yo prefiero pensar que en las laderas de Monte Toro hay unas cuevas secretas donde se esconden unos superhéroes menorquines que luchan por el bien de la Isla, contra la injusticia y por los más desfavorecidos, toma ya. Así en la jaleo cueva se esconden el Capitán Sobrasada, cuyos súper poderes le viene de la ingesta de una sobrasada con pimentón importado de Chernobyl, el Hombre Pomada, que tomó durante tres días y tres noches gin con limonada, y la limonada estaba hecha con limones de Fukushima, y Lady Ensaimada, la heroína más sexy del archipiélago que adquirió sus súper poderes por una sobredosis accidental de azúcar glas.

Y nuestros tres superhéroes lucharán contra los males que nos aquejan a los menorquines, conseguirán un trasporte aéreo digno, acabarán con la invasión de basura que nos viene del vertedero de Milà, harán de Menorca una autentica reserva de la Biosfera y un paraíso de turismo de calidad, harán desaparecer todo el cemento innecesario que se le ha escupido y los parajes naturales serán referente mundial, quedaremos libres de desahucios y de pobreza...¿Les parece una fantasía disparatada fruto del intenso calor estival?, puede que tengan razón, pero más ingenuo es pensar que todos esos problemas los solucionarán los políticos, eso sí que sería un acto absurdo de fe, lo juro por Spiderman.

conderechoareplicamenorca@gmail.com