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Wow! Hay cada casa en Menorca de ensueño. De hecho me gusta mucho verlas, desde fuera claro, ojalá pudiera verlas por dentro. Y no para marujear sino por su decoración, cómo han empleado el espacio, la luz, el jardín. A qué arquitecto han llamado o maestro de obras. Por qué han utilizado esos materiales y no otros. Qué es lo que les transmite esa casa y por qué la venden, si fuera el caso.

A veces haces excursiones por la Isla, y mis ojos antes van a parar a esas arquitecturas que a otras cosas del paisaje. Un día hicimos una excursión familiar y antes de llegar a nuestro destino nos desviamos por un camino por curiosidad. Y ese sendero de asfalto conducía hasta un buen grupo de casas. Entonces descubrí lo que no tenía que haber visto jamás. Por eso solo daré el dato de que es una casa oscura, si diera detalles de la misma las pistas serían muy evidentes, y tampoco quiero molestar. ¡Ay madre! Me quedé ojiplática, se paralizaron mis constantes. Me dio pánico verla, más que miedo. Mi imaginación se disparó. De repente, ver esa casa era como ver los subterráneos de la facultad de «Tesis», la película de Alejandro Amenábar -que por cierto estrena ahora nuevo film, «Regresión», que también por lo que he leído da miedito-. O que allí se practicaran sacrificios satánicos con vírgenes. O que fuera una familia descendiente de la Familia Monster, pero no tan agradables y simpáticos para lo que me transmite esa casa.

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Más bien sería la casa perfecta para ponerla en una web de localización de casas para grabar films de terror. ¡Vamos, que el escenario para dar miedo está servido! Les aseguro que no exagero un pelo. Ojalá pudiera contarles dónde está para hacer terapia con ustedes, lectores porque estoy afectada. ¡Claro!, alguno me diría «lo mejor que puedes hacer es conocer a los dueños». Uf! no gracias. Mi afán periodístico no llega a tanto, me paraliza mi corto aliento. Y antes, la salud.

Aún recuerdo lo que me decía mi madre: «Según tengas tu habitación tienes tu mente». Pues la parafraseo «según sea tu casa así eres». Creen que en mi sano juicio se me ocurriría conocer a los dueños de esta siniestra mansión. Solo de pensar que me invitan y me pasan al salón y empieza el servicio a ser cortés conmigo dándome la bienvenida con una copa de vino. ¡Y si está envenenada! y después me quieren cortar a cachitos y quedarse con mi pobre corazón, como macabro trofeo. ¡Ay, qué miedito! Sientan lo que les digo, imagínense si da más que respeto la pedazo casa que no tiene ningún cartel que diga «cuidado con el perro».

@sernariadna