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Parte de agosto solía estar en Fairbanks, Alaska. Allí trabajaba un par de meses del verano con mis colegas en la Universidad de Alaska. Este año me he quedado en Madrid a trabajar también en la Universidad, pero sin colegas, todos se han ido de vacaciones en agosto.

Esta época del año es muy agradable Alaska y se pasa muy bien, pero siempre me he negado a ir en invierno por razones obvias. En esta época el sol suele salir a hacia las cinco de la mañana y se pone hacia las dos de la madrugada, o sea que la noche tiene menos de tres horas. El que necesita la oscuridad para conciliar el sueño se enfrenta con dificultades. En Estados Unidos no existe una fuerte «cultura de persianas» y los dormitorios suelen tener unas cortinitas semitransparentes. Por tanto, la luz impera.

El gran número de horas de sol se traduce en abundancia de flores, en el mes de julio y principio de agosto brota en Alaska la primavera con fuerza. Los bosques rodean la ciudad de Fairbanks están en su mejor momento y abundan lasvisitas de todo tipo de animales por la zona. Los alces aparecen con cierta frecuencia y pueden ser un problema para los conductores. De cuando en cuando hay alguna visita de osos pardos.

Esa agradable vida veraniega en Fairbanks contrasta con la dureza del invierno con temperaturas que pueden llegar a los ?40 grados, noches que duran 20 horas y carreteras bloqueadas por la nieve. Hay que tener una perspectiva especial de la vida para vivir allí todo el año.

Uno de los profesores de la Universidad con quien he tenido contacto es de origen tejano y vive fuera de la ciudad todo el año. Eso implica que durante tres a cuatro meses no puede salir de su casa por la nieve. Tiene que acumular víveres y todo lo que pueda necesitar para ese tiempo y así pasar estos meses sin contacto con persona humana. En caso de emergencia solo se le puede rescatar por helicóptero.

Este no es un caso especial, hay bastantes personas allí que disfrutan de ese tipo de vida.

Por las mañanas al salir de casa el sol está en lo alto, pero no muy alto. Ni almediodía sube mucho sobre el horizonte. A menudo se nota sabor de humo en la atmósfera, son los incendios que suelen sucederse alrededor de Fairbanks.

Acres de bosque quemados en Alaska desde 1950 por incendios forestales
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LA FUERTE VARIABILIDAD durante el año hacemas vulnerables a incendios a las plantas durante al verano. En la zona de Fairbanks suele haber con frecuencia en el verano. Pero en los últimos años se han incrementadomucho, no solo en Fairbanks sino en toda Alaska. En el cuadro adjunto se ven los acres consumidos por incendios forestales en Alaska desde 1950.

Naturalmente para este año el resultado en el gráfico es solo parcial, es hasta el primero de agosto, pero en esta fecha ya se habían quemado más acres que en la misma fecha en el año 2004, año que da el máximo de acres quemados en estos 65 años, pasando de lo 6.000.000 acres. Por tanto, podemos esperar que este año supere el récord histórico.

En el gráfico podemos ver como en los últimos años ha habido incendios forestales significativos cada año, además vemos que el número de picos también ha aumentado. ¿Es eso otra indicación del calentamiento global? Posiblemente, el cambio es bastante sistemático y va en la dirección esperada. Claro, con solo estos datos no se puede concluir en forma absoluta, pero cuando se ponen con todos los demás datos: temperatura media anual, hielo fundido en el Ártico, etc, el cuadro que emerge es bastante consistente.

Alaska es una de las regiones más sensibles al calentamiento global y se vigilan con cuidado las posibles consecuencias.

En España también hemos tenido este año numerosos incendios forestales, los incendios no han sido cosa local de un estado sino que un efecto bastante global. Ya sería hora de que se diseñaran políticas concretas para frenar ese proceso que puede llegar a ser irreversible.