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Dicen que el tiempo cura más que el sol, lo malo es que el sol ya no cura, sino que enferma. El año 1962 Malvina Reynolds compuso una canción titulada «·¿Qué le han hecho a la lluvia?» (What have they done to the rain). Malvina Reynolds era una cantante folk americana y activista política, y su canción formaba parte de una campaña para detener las pruebas de armas nucleares que producían efectos dañinos en la atmósfera, sobrecargándola de residuos que luego caían en forma de lluvia radiactiva. «La suave lluvia que cae durante años» decía la letra de la canción «y continua cayendo como lágrimas desamparadas». (The gentle rain that falls for years... and rain keeps falling like helpless tears). Pues bien, hoy en día podríamos escribir una canción titulada «¿Qué le han hecho al sol?». Todos hemos oído hablar del agujero en la capa de ozono, o lo que es lo mismo la zona de la atmósfera donde se producen reducciones anormales de la capa de ozono, debido a las emisiones de compuestos químicos, capa que funciona como un escudo y nos protege de la radiación ultravioleta. Las radiaciones ultravioleta son las responsables de quemaduras solares, alteraciones del sistema inmunitario, insolaciones, envejecimiento de la piel, aparición de tumores cutáneos y cataratas, además del bronceado que persiguen muchos bañistas para certificar que han estado de vacaciones estivales. Porque por otra parte el sol tiene efectos beneficiosos sobre nuestro organismo, estimula la formación de vitaminas y fortalece huesos y dientes. Cuando éramos pequeños y nos pasábamos el verano al sol solíamos mudar la piel hasta quedarnos como moritos, y nuestras madres decían que teníamos un color muy sano. Sin embargo eso no es así. Aparte de que el efecto de las radiaciones solares se acumula en la piel para toda la vida, el bronceado excesivo favorece la aparición de manchas negras irregulares que indican la formación de un cáncer de piel. De modo que, ¿qué le han hecho al sol que ya no cura, sino que enferma?

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El tiempo, sin embargo, sigue siendo el gran médico para el alma y para el cuerpo. El tiempo todo lo cura y todo lo muda; ya lo decía Antonio Machado: «Ni gobierno que perdure ni mal que cien años dure». Con las modas y libertades actuales vamos a tener el cuerpo bronceado y sin marcas de bañador, pero tendremos que rezar para que no se nos acorte el tiempo, que también suele curar las falsas euforias de la juventud mucho antes de que nos alcance la muerte.