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Navidad es tiempo de excesos, muy poca gente guarda la compostura, se desatan los instintos más primarios de consumir, de quedar con unos y con otros, de gastar en regalos, ... y cuando lo importante es saborear el tiempo con tu familia, ralentizar esa taza de chocolate con panettone de los domingos, mientras escuchas a Sinatra cantar villancicos.

Lo que he aprendido es a valorar lo que como en estas fechas, porque la verdad que es una locura de alimentos tan diversos y dispares que al estómago lo volvemos loco. Las consecuencias se pagan, desde una cogorza, una indigestión, viajes a Laponia (si puedes), hasta la factura del móvil, porque como ya no hay que escribir cartas ni humedecer el sobre para sellarlo pues te pasas medias navidades enganchado a este mini artilugio felicitando las fiestas. Las felicitaciones navideñas conocidas como christmas han pasado a ser vintage, como el que te llegue a casa un cesta. Ahora si te llega te sorprendes, antes era una pasada podías recibir tres o cuatro de clientes satisfechos con tu trabajo. pero claro, es que antes había trabajo.

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Estas navidades sabrán a descanso. A partir del 20 de diciembre los políticos dejarán que la Navidad vuelva a su primer plano. Madre mía, jamás he visto tanto debate a cuatro, a dos, entrevistas, programas, juntos. ¡Uf! ¿Cómo es que aún hay personas indecisas? Seré yo que estoy muy encima de los medios por deformación profesional. Pero ya me tienen hartita. Como ya voté por correo, pues a otra cosa mariposa, y a seguir trabajando en ilusiones y esperanzas de construir un mundo mejor. Eso sí que me preocupa, y más siendo mamá. Por eso, volviendo al espíritu navideño, estoy muy concienciada de escuchar a los que trabajan con amor. Por eso este año hemos comprado decoración humanitaria hecha con amor por personas de la India, Fundación Vicente Ferrer, y por personas con alguna discapacidad, de la Fundación Carlos Mir. Además de bonitas y buen gusto le das el sentido a la Navidad. Un tiempo para detenerte en valores. Y siempre puedes contar la historia de esa corona hecha a jirones de telas, o ese gato sujeta-puerta hecho con telas sobrantes de modistas de Madrid, o ese belén de papel maché moldeado por manos menorquinas.

Dentro de esos valores también es tiempo de hacer cosas a mano en casa, en familia, y así evitas comprar y comer en exceso. De hacer pastas, bombones, manualidades decorativas. Porque hay que ser felices con uno mismo y harás felices a los que te rodean. Y Navidad porque es un tiempo de recogimiento con la familia, en ese pesebre calentito que bien puede ser tu hogar.

@sernariadna