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Estamos ante una nueva legislatura y todo está por decidir. Tanto, que es posible que pronto se repitan las elecciones. Qué quieren que les diga, pero a mí no acaba de entrarme en la cabeza que miles de personas, un millón dicen quienes saben de estas matemáticas, sería el número de indecisos los que durante 4 años de la anterior legislatura no han encontrado el tiempo para pensar a quién van a votar hasta llegar mismamente al momento crítico de ponerse de acuerdo consigo mismos ante una larga mesa llena de listas de candidaturas. ¿Cuál cojo?, ¿qué hago? Sí…creo que voy a decidirme por estos porque el que se postula para presidente mira tú que es guapo el condenao; porque estos otros tienen un líder que también son ganas; ¿y este?, pico, lo que es pico, no le falta al tío y es el caso que hace tampoco nada que nadie sabía que este hombre existiera, pero fue salir a la palestra y empezar a largar, qué hay que ver cómo parla. No se puede decir que no es buen perdigot pero, ¿sabe dirigir un gabinete de ministros?, ¿sabe administrar una administración pública? ¡Hombre! Si para tener a tu cargo, pongo por caso, una gestoría, te exigen la biblia en verso, a estos que se presentan nada más y nada menos que para presidentes del gobierno español, no les hacen antes ni un mínimo examen y no me hablen del examen de la urnas, no me estoy refiriendo a ese tipo de fielato.

A ver usted, sí…usted mismo, ¿parla inglés, alemán, francés? Ah ya…castellano y gracias. ¿Y de números qué tal? Las cuatro reglas dice… ¡Hombre de dios! ¿Y de leyes? Sí, esa cosa que llaman el código penal. Ah, dice que de eso ya tiene. Vamos, que ya tiene usted un abogado, y como encima dice usted que va a estar aforado, pues tampoco le ve la necesidad. Bien…bien…pues sí que….

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Bueno, lo principal: ¿qué tal marchamos de honradez y de sentido común? Sobrao dice usted, pues menos mal porque precisamente es lo único para lo que yo exigiría un examen. ¿Es usted honrado?, ¿tiene usted un buen nivel de sentido común? Y si no, no puede presentarse para presidente, ni siquiera para presidir la junta de vecinos del bloque de pisos donde usted vive.

Un presidente que sepa muchísimo de todo pero que le falle el sentido común y por ende no sea honrado es, para mi modo de ver, un negado.

Dios me dé enemigos que tengan sentido común aunque para mi pesar deba de admitir que el sentido común no es precisamente el más común de los sentidos. Ojalá que el presidente que salga del nuevo Parlamento quiera, y por eso además sepa, gobernar España con una buena dosis de sentido común y de honradez, pues con lo que va a tener que lidiar, esas dos virtudes le van a hacer muchísima falta y será por ende lo que le hará salir airoso de tanto nudo gordiano que le espera. Por eso, un voto vale su peso en oro. Por eso el voto es el que acaba de demostrar si los votantes hemos acertado o nos hemos equivocado. Porque eso de que las mayorías no se equivocan nunca, me van ustedes a perdonar pero es una solemne idiotez. Ojalá que si hay una próxima cita electoral los votantes sepamos acertar.