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La polución en la atmósfera nacional proviene de varios focos como el de la política o el de la televisión. Emana también de los deportes...Una contaminación si se quiere menor, pero a considerarla, como las otras, como todas.

Verán, en un país, es tan fastidioso como la calima tener sólo un deporte con gran incidencia social. Conlleva a soportar, fastidiosamente, día tras día, doce meses al año a Ronaldo, Messi, Neymar, Florentino Pérez, etc, sin posibilidad de oxigenación. Ni siquiera en los períodos vacacionales refresca. Es asfixiante...Y se lo dice un hombre enamorado de los deportes, un hombre que se ganó el pan en la juventud con el fútbol y el tenis, pero un hombre sobre todo como ustedes, de sillón, de televisión.

La contaminación la soporta además toda la sociedad. Ininterrumpidamente están dando la tabarra con uno u otro en los medios de comunicación. Aparecen, sin intermitencias, sacrosantamente, a diario, en cualquier página de periódico o en cualquier cadena de televisión. Como si en el país existieran sólo ellos. No puedes eludirlos. El cambio de canal no conduce a la evasión, ¡están en todos! No es como otras poluciones, evitables, al estilo de «Sálvame», sencillamente no sintonizándolo.

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En Estados Unidos, en vez de uno, tienen tres deportes nacionales: el basket, el béisbol y su fútbol. Cada cuatro meses, pues, cambian los personajes. Despiden a Curry, Gasol, James y cia y dan paso a otros iconos. Psicológicamente, es tan saludable como huir de la calima e ir al mar o a la montaña a respirar aire puro...

Quince o veinte años atrás, en mi primera etapa en este periódico, uno de mis artículos literarios se titulaba «Seré americano». Anunciaba mi deserción como espectador del fútbol para integrarme en los deportes americanos. Y es que, además de soportar a Nuñez, Maradona y otros personajes, el fútbol había alcanzado por otra parte cotas altamente soporíferas. Estaba de moda por entonces el centrocuentismo. ¿Se acuerdan? ¡Todos salían a por el cero a cero! Milagrosamente la concesión de tres puntos por la victoria espoleó a los técnicos y a los futbolistas, salvando el espectáculo.

Durante estos años fui americano... Cumplí la palabra. De hecho este artículo literario iba dirigido a traspasarles mi experiencia... sobre todo alrededor del béisbol y del fútbol americano, porque las ondas del baloncesto ya llegaron con nitidez a Europa y ustedes tienen de seguro una docta opinión.

¿Son los otros dos deportes yanquis tan extraordinarios como el baloncesto?...Esta es la cuestión.

...La semana próxima.

florenciohdez@hotmail.com