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Una cosa, amigo lector, sin cachondeo ni malas interpretaciones. ¿Soy el único que no ha trincado algo? Porque una cosa es ser corrupto y mangar de a poquito y la otra gilipollas y ver como los sobres te pasan por las narices y se embuchaca hasta el más tonto de la clase. Cada dos por tres se desvela una trama, ya no solo de política, en la que alguien se ha apropiado de muchitantos millones de euros, cantidades abismales de billetes y la reflexión que me queda es preguntarme para mis adentros si ya que uno no se muere por corrupto, ¿se morirá por exceso de honrado?

El último escándalo de Valencia me ha dejado entre perplejo y preocupado. Con tanto dinero, ¿qué haces? ¿Le ponían las monedas de 2 euros, que son simple chatarra, como condimento a la paella? Chato, que cuando lo has terminado de leer todo – o al menos todo lo que se ha publicado- no te quedan fuerzas ni para cerrar la boca. O en Andalucía, donde la tremenda habilidad para gestionar el caso de los ERE me hizo preguntarme si allí las partidas de dominó se juegan con billetes de 500 euros. Porque lo mismo no es un mal lugar para jubilarse…

Pero la política no es el único campo en el que huele raro. El deporte no se libra de pajarracos tampoco. Empezando por el presidente de la Federación Española de Baloncesto al que lo de presunto se le está pudriendo por momentos, después de los escándalos que está brindando la auditoría a la que está siendo sometida la entidad o su homólogo en el fútbol, al que a lo mejor tendremos que disculpar porque parece que la mala praxis la lleva genéticamente y la han heredado sus hijos. Como los Pujol.

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Puede, y esta sería la penúltima tontuna de la justicia española, que estos percales familiares se puedan resolver con un volante del médico de cabecera. «Querido juez, los vástagos no tienen culpa de nada, es una modificación genética que propicia el mangoneo. Le pido que no se lo tenga en cuenta, que en el fondo no sabían que estaban haciendo nada malo. Atentamente, doctor Aitor Menta».

¡Ojo! El que esté libre de pecado que invite a la primera ronda. Y para aquellos que tengan maridos o esposas que se dedican a cosas raras y no les pase como a la Infanta, que dice que le pilló por sorpresa la trama millonaria de su muchacho, si tu pareja cuando juega al monopoli utiliza billetes de verdad, desconfía. O está pringado hasta las cejas en algún chanchullo o es el campeón de Andalucía de dominó.

dgelabertpetrus@gmail.com