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El representante es el mediador entre la fábrica y la tienda. El comerciante se las ve con el agente para ojear el muestrario y pasar el correspondiente pedido. No suele contactar con la empresa. El representante tiene poderes, representa el producto, la fábrica.

El representante no suele ser motivo de discordia para el comerciante. Le caiga bien o mal no influye –no debe influir- a la hora de comprar. Lo importante es el producto. Si funciona adelante, si no ¡quietos¡ La mercancía está al margen de la empatía o de la simpatía. Debe ser así para la buena marcha del negocio.

La Iglesia es el representante del cielo en la Tierra. Los creyentes pasan los pedidos a sus agentes, los religiosos. Se las entienden con ellos,... no se dirigen a fábrica.

El hombre precristiano no tenía acceso al muestrario. Pasaba el pedido por su cuenta. Pero, por lo que se ve, no llegaban a fábrica, se extraviaban por el camino. Para hacer más fluida la relación, los celestiales decidieron bajar a la Tierra, con el muestrario y nombraron un representante.

Los agentes se fueron introduciendo entre la sociedad. Después, lentamente, conquistaron las naciones. La bola teológica rodó y creció, tanto como el mismo planeta. Y no es fácil gestionar una empresa que abarca el Universo. Porque además de la Tierra, debemos incluir el Cielo. Existen presiones de índole inimaginable. No, no es fácil. En la época medieval se colaron incluso los pérfidos. ¡Había un buen pastel!, ¡querían comérselo! Unos para llenar todavía más sus arcas y otros la panza. Poderosos y fraticcelli enmarañaron el proyecto. El hombre puso firma terrenal a las intenciones del cielo. Dañó su carisma. El deterioro de su imagen aún perdura...

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Hay división de opiniones entre los creyentes. Mientras unos son acérrimos al representante, otros rechazan la mercancía por no sintonizar con él. Contactan estos creyentes con las ondas celestiales como el hombre precristiano,... con el riesgo de que el pedido como otrora se extravíe y no llega a fábrica.

Mientras el representante no profane el muestrario cumple básicamente su labor. Y las muestras siguen intactas, tal cual las recibió. Si las hubiesen modificado a buen seguro los celestiales le hubieran retirado la representación.

No concibo un rechazo de la mercancía por causa suya.

Otra cosa es, no ser ésta de su agrado..

Los agentes suelen ser además, buena gente.