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Un nuevo atentado en Bruselas, más muertos y más horror. Ciertamente las familias de las víctimas merecen toda nuestra simpatía y solidaridad en estos momento. Pero a la vez debemos intentar aprender alguna lección de esos repetidos ataques y no limitarnos a expresar esos sentimientos.

Una vez más hemos visto esta noticia dominar todas las portadas de los periódicos del mundo occidental y durante días esta ha sido casi la única noticia. Una vez más vemos esa distinción entre los casos en que las víctimas son de los nuestros y los casos mucho más numerosos cuando las víctimas son de los otros. Atentados se han producido en numerosos países de Asia y África con mínima atención la prensa. No digamos ya las muertes continuas en las fronteras de Europa de refugiados y emigrantes. ¿Por qué no sentimos el mismo horror por esas muertes?

Pero es útil seguir mirando las respuestas a esos ataques. Los politicos en los diferentes gobiernos siempre responden aumentando la seguridad … después de los ataques. El tener más policía paseando por las calles o en los aeropuertos poco puede hacer. En general su presencia es un elemento disuasorio, pero en el caso de terroristas dispuestos a inmolarse eso no funciona. Me temo que esos despliegues se limiten a dar la sensación de seguridad.

Es impossible por las fuerzas de seguridad evitar todos esos tipos de ataques. Una mayor coordinación entre los distintos países y un seguimiento de quienes están en las listas de terroristas ciertamente puede reducir el número de ataques. Pero cada día hay más jóvenes reclutados por los extremistas y estos aún no están fichados.

Hay otras respuestas por parte de algunos políticos, los que juegan a la carta de la xenofobia. Aquí en EEUU están los que luchan por la candidatura a la presidencia. Donald Trump ha manifestado en numerosas ocasiones su punto de vista, expulsar y no dejar entrar a musulmanes. Ted Cruz ha sugerido aumentar la vigilancia y montar patrullas en las areas que viven musulmanes. Sus ideas están claras, la culpa es de los musulmanes.

Este es el primer gran error, el identificar el grupo terrorista con los musulmanes en general, como si no fuera la población musulmana la primera que sufre debido a estos extremistas. Solo necesitamos ver quienes son los que huyen de Siria. El problema es que la xenofobia se acepta y ayuda a las candidaturas de esas personas. De la misma manera que ayudó a Hitler su política antisemita.

Naturalmente, la xenofobia alimenta el maltratado y la humillación de las minorías musulmanas. No digamos en el caso presente de la Unión Europea en que el trato a los refugiados ha llegado a un limite inconcebible hace unos años. ¿Qué va a pasar con esos niños que han vivido la terrible odisea de la vida de su país y ven como mueren familiares a su alrededor? Esos niños que ven las puertas de Europa cerradas y son tratados como bestias. Muchos de esos niños serán terroristas potenciales al crecer en ese ambiente de odio y humillación.

Con todo eso la noria sigue girando. El terrorismo se usa para propagar xenofobia, la xenofobia humilla a los refugiados, en estos ambientes se crean futuros terroristas y así sigue dando vueltas la noria. Solo tomando conciencia de estos ciclos nefastos podemos intentar parar el terrorismo en el futuro.

Primero debemos ser realistas. Se nos habla constantemente del terrible peligro del terrorismo. Cierto es un peligro, hubo 35 muertos en Bruselas, pero en las carreteras españolas hubo 41 en Semana Santa y nadie se preocupa por ello. ¿Cuántas personas murieron por terrorismo en Europa en 2015? Unas 152. ¿Cuantas personas mueren al año por accidentes de carretera en Europa? En el año 2013 murieron 27.583 personas. En principio pues es 180 veces más probable morir en un accidente de coche que en un atentado terrorista, sin embargo nos subimos al coche cada día sin la menor preocupación. Eso no implica que no deba tomarse en serio la situación con el terrorismo, sino lo que debemos evitar son situaciones de histeria y pánico por esos incidentes.

En segundo lugar y aun más importante, tratemos a los refugiados y a las minorías étnicas con el respeto que merece todo ser humano. Rechacemos las políticas basadas en xenofobia y ayudemos a quienes huyen del terror. Solo así iremos reduciendo la velocidad de la noria.