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VIERNES, 1

Prefiero no seguir los aspavientos de los políticos en sus negociaciones (o lo que sea que se traen entre manos) para no  perder la fe que aún conservo en el ejercicio de la política y acabar engrosando las filas de los indignados rebeldes con causa (pero sin soluciones), o de los anarquistas (no necesariamente de izquierdas, ahí están Donald Trump y sus epígonos europeos). Prefiero aprovechar la tarde iniciática del fin de semana para reflexionar de la mano del catedrático vasco de Filosofía Política y Social Daniel Innerarity en su libro «La política en tiempos de indignación» (Galaxia Gutemberg, 2015), en busca de un camino menos enojoso que el de la ira desatada  que en realidad es lo que pide el cuerpo. Afirma el catedrático vasco que en la política se concentran una mayor incertidumbre y antagonismo que en otras esferas de la vida social. Si los políticos y las políticas son vulnerables a la crítica es porque nosotros les hemos confiado esta misión. No es que ellos sean incompetentes, sino que los problemas que les hemos encomendado son irresolubles mediante una competencia profesional, son los que concentran mayor incertidumbre; ellos discuten para que los demás podamos ahorrarnos las disputas que más nos incomodan… La política debe su contingencia, continúa el profesor, al hecho de que es una actividad en la que se adoptan decisiones que tienen mucho de apuestas, que no están precedidas de razones indiscutibles, a que deben adelantarse a los acontecimientos en medio de una gran complejidad… Ahí les hemos querido poner, tal vez para situarnos los demás en un lugar menos arriesgado. Esta es la razón por la cual los políticos son como los entrenadores de fútbol, los chivos expiatorios: cumplen su función para que podamos culpabilizar a alguien de nuestros fracasos en vez de disolver el equipo o disolver la sociedad… ¿Montamos una oenegé para ayudarles? Esplendor teatral anoche en el Principal con Josep Maria Pou y su «Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano», que es también del director y coautor Mario Gas y de un formidable elenco de actores. El ciudadano ateniense Sócrates, deliberante avant la lettre, tuvo la humorada vital de no escribir una palabra de su intenso e inmenso magisterio y de morir por coherencia con su discurso. Pudo haberse salvado trampeando, como otro ilustre condenado, Jesús de Nazaret, pero no quiso traicionar a su prédica a favor del cumplimiento de las leyes y tomó la cicuta. Sus referencias eran conceptos tan exóticos como la búsqueda de la verdad, la honestidad y la deliberación argumentada. ¿En qué planeta viviría? Leo en una revista sobre la buena vida que el olor a abuelo, como Teruel, existe pese a las apariencias en su contra. No es solo el color del iris, ni las huellas dactilares o nuestro sistema inmune, sino también la fragancia de nuestro cuerpo nos hace especiales. Al parecer son las bacterias de nuestra piel (alrededor de un millón por centímetro cuadrado) las que intervienen en la producción del olor y como cada persona tiene su propio perfil de bacterias, además del de Facebook (quien lo tenga, claro está, uno es objetor de conciencia). Y lo que más me ha llamado la atención porque afecta a mi condición de adolescente de la vejez es que existe un olor de 'gente mayor' producido por unos aldehídos, pero va a menos con los años y cuando se pide a voluntarios que puntúen olores corporales, los mejor valorados son los más suaves, que corresponden a mujeres y personas mayores… De las cosas que se entera uno cuando no quiere saber nada de fútbol ni de política y se acaba de descubrir una nueva mancha parduzca en el dorso de la mano. Y luce un sol apabullante. Mientras tanto, Inés, a punto de cumplir seis añitos, me dice que no soy calvo porque tengo mucho pelo por los lados. Ella también es un sol. Solo faltaba Mario Conde para completar el elenco del inacabable sainete hispano. Había detectado su presencia en algún zapping irresponsable y me pareció que daba lecciones de moral y, ¡cómo no!, de espíritu emprendedor; también le veía en alguna revista del corazón de la peluquería, dando muestras de vivir a todo trapo. Recuerdo haberme quedado pensativo sobre el origen de la presunta riqueza de un exdelincuente (?) teóricamente embargado, pero despaché mis reflexiones reconociendo las extraordinarias habilidades de la beautiful people en estos menesteres… Bueno, pues ahí lo tenemos ingresando de a poquito (es un decir) dineros de su desfalco a Banesto, hasta ahora en paradero desconocido, ayudado por su hijos, criaturas. Y mientras tanto, la caterva de panameños dando explicaciones imposibles y España, estancada, como afirma en su libro nuestro amigo Carlos Sebastián, entre otras cosas por falta de incentivos al trabajo honrado y bien hecho. ¡País!

SÁBADO, 9

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