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La palabra «resaca» tiene varias acepciones, según el diccionario. En primer lugar se refiere a una corriente marina debida al retroceso de las olas después que han llegado a la orilla. También significa malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso. Igualmente puede hacer referencia a la situación o estado que sigue a un acontecimiento importante, por ejemplo, «la resaca del éxito». Bueno, pues, en Ciutadella de Menorca creo que hoy podrían darse los tres casos. Porque es sabido que allí, en el puerto, también llamado Baixamar, a veces el agua se retira hasta el punto de dejar a pie seco la culata o colàrsega y los alrededores del puente de hierro. Esto ha dado a veces origen a verdaderos desastres entre los poseedores de embarcaciones pequeñas, porque el agua puede entrar luego de golpe y destrozar las barcas, que en ocasiones han amanecido en mitad del Pla de Sant Joan que sigue a la colàrsega. Naturalmente es mi deseo que esto no vuelva a repetirse. En cuanto a lo del malestar después de haber ingerido cantidades excesivas de alcohol esto todavía ocurre y me temo que habrá ocurrido durante las pasadas fiestas de Sant Joan, donde se ha impuesto la costumbre de beber gin con limonada, y les aseguro que una borrachera del gin deja el cuerpo para el arrastre, a menos que uno esté muy acostumbrado, en cuyo caso debería de evitar fumar para que no le prendiera fuego el aliento. Y por lo que hace a la resaca del éxito, nada mejor que pasar revista a las elecciones en segunda instancia que se produjeron ayer, y ya se sabe que después de las elecciones todos los representantes de todos los partidos dicen que han ganado. Pero esto no puede ser cierto, para que unos ganen otros tienen que perder, por lo que también podríamos hablar de la resaca del fracaso, que también deja su huella, y muy profunda, porque exige un replanteamiento total de la estrategia y aun de las ideas que mueven nuestra conducta.

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Por cuestiones de montaje de la prensa escrita este artículo está redactado antes de las fiestas y antes de las elecciones, o lo que es lo mismo, antes de los resultados, que obviamente no puedo analizar. Pero visto así, en la distancia y con sangre fría, diría que a las fiestas de Sant Joan de Ciutadella les sobran multitudes y borrachos, y que a la política de estos momentos en nuestro país, desgraciadamente, le faltan multitudes y a lo mejor le sobran también borrachos de poder que no se dan cuenta de la cambiante realidad actual.