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Terminaba mi anterior dietario preguntándome si no sería interesante un referéndum entre la ciudadanía mahonesa sobre la disyuntiva ascensor / escalera mecánica en el Parque Rochina, para conectar debidamente el puerto y la ciudad… Después de leer los magníficos artículos del arquitecto Juan J. Gomila y de mi colega el doctor Mateo Seguí sobre el excelente estado actual de las estructuras del edificio de la antigua Residencia Sanitaria Virgen de Monte Toro, me estoy replanteando mi postura a favor de la demolición, pero sigo pensando que la construcción de un edificio de un par de plantas, moderno y funcional sería más operativo, como se dice ahora, para un centro sociosanitario, seguramente más barato, y paisajísticamente más adecuado. ¿Otro referéndum?

Por la tarde vuelvo al Ateneo como cada año por estas fechas, desde hace casi cuarenta, para asistir con emoción y devoción a la apertura de curso en una sala abarrotada. Los recuerdos se me agolpan desde la primera ocasión en que tuve que oficiar, con el imponente Camilo J.Cela a mi lado, escrutando mis palabras (·¿qué credenciales tendrá ese jovenzuelo barbudo?»), y el obispo de la diócesis observándome con el colmillo retorcido. En fin, batallitas, lo sustancial es que el Ateneo está más vivo que nunca (nada menos que novecientos socios, todo un récord) y eso es un prodigio en unos tiempos poco proclives al recogimiento ilustrado.

SÁBADO, 22
Polémica taurina en la prensa sabatina por la sentencia del TC sobre la fiesta en Catalunya. Recopilo recuerdos y sensaciones: A los siete u ocho añitos alguien me llevó a los toros en Barcelona. Creo que operaban a mi padre, y a quien fuere, no consigo recordar, le pareció buena idea llevarme a la Monumental. Recuerdo solo un par de imágenes: la del cartel de un tal «Chamaco», el torero estrella del momento, supongo, y luego la del propio diestro volando por los aires, corneado. Diría -los recuerdos son vaporosos-, que rompí a llorar y que costó bastante consolarme (¡con lo fácil que hubiera sido llevarme a C'an Barça!). Nunca más se me ocurrió ir a una plaza, aunque confieso que años más tarde, ya en una Zaragoza de ambiente taurino, me interesó el fenómeno de El Cordobés y lo seguí alguna vez por televisión (me hacía gracia el salto de la rana), aunque me tapaba los ojos, aterrorizado, en el momento de la suerte suprema. Y siempre leí con fruición las crónicas taurinas de Joaquín Vidal en «El País», hasta su muerte hace unos años, un prodigio literario, donde aprendí un montón sobre verónicas, volapiés, chicuelinas, puertagayolas y toros pastueños.

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Hoy día la fiesta nacional me parece un atavismo incompatible con la ciudadanía europea, como también los correbous (aunque estos, al ser menos españoles, hieren menos la sensibilidad del Parlament), el salvaje alanceamiento de Tordesillas, felizmente prohibido este año, y demás espectáculos de maltrato animal tan frecuentes en España. Entendería un toreo sin espadas ni picas porque puedo captar su arte y tradición, pero también entiendo y acepto que una comunidad autónoma reivindique democráticamente su oposición a semejante espectáculo. Y si ni siquiera hay autonomía para decidir algo tan simple, ya me explicarán para qué sirve el pomposo (¿caduco?) Estado de las Autonomías.

DOMINGO, 23
Día mágico en S'Arenal con el mar ligeramente más frío después de una semana desapacible. Allí me entero sin sorpresa de la decisión del comité federal socialista que propugna la abstención del partido en la investidura de Rajoy, resolución responsable, con sentido de país pero dolorosa para la militancia, que por su enorme carga política y emocional debió tomarse dando libertad de voto a los diputados en vez de buscar monolitismos trasnochados e imposibles en tiempos de fragmentación política. A la hora de ponerle los cuernos a tu partido es mucho menos traumático si el afectado consiente…

MARTES, 25
Se acelera la formación del nuevo gobierno mientras el día se acorta y el Parlament pide unánimemente que no se produzca en ses illes el cruel tijeretazo horario que nos quita la luz solar a media tarde. Aunque no es más que un brindis al sol por la falta de competencias, y por tratarse de una directiva europea, está bien que se inicie un debate. Si vivimos del turismo y pretendemos desestacionalizarlo, la desaparición tan temprana de la luz solar no es buena credencial, además de un infalible pasaporte a la melancolía. Ya se sabe, aquello de Verlaine: Les sanglots longs des violons de l'automne blessent mon coeur d'une langueur monotone… O en pla, quina tronya de fosca!

MIÉRCOLES, 26
Y ahora latín: Habemus Governum. Aunque hiere la sensibilidad ciudadana de cualquiera un presidente contaminado por la macro corrupción de su partido y con semejante indigencia intelectual y política, peor para el país hubiera sido persistir en el bloqueo. Ahora toca hacer de la necesidad virtud y empezar con las reformas consensuadas que el país necesita. Y olvidar los ataques de cuernos. Cariño, no es lo que parece…