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El jurista, investigador, escritor y académico Josep Maria Quintana, ilustrado y humanista del siglo XXI, ha hallado las claves de las relaciones y los conflictos entre la Iglesia y el Estado en la Menorca del siglo XVIII. Una historia particular que Quintana, homenot infatigable, redacta con rigor y una visión enciclopédica de la Isla en el siglo de las Luces.

El autor describe las particularidades de una pequeña diócesis católica que era el enclave estratégico -una colonia, hablemos claro- de un país anglicano, Gran Bretaña, en el Mediterráneo occidental. La Iglesia de Menorca dependía de la sede episcopal de Mallorca, que pertenecía a España, nación extranjera para los menorquines, británicos católicos, súbditos de su graciosa majestad.

Quintana conoció, en 2001, a través de Josep Manguán, hoy rector de la Catedral, el Registre de Cartas del Mt. Iltre. Dr. Antoni Roig, Rector de Ferrarias y Vicari General de la present Isla de Menorca escritas a difarents Personas, comensat als 24 Mars 1778. La curiosidad que sentía por la figura y la trayectoria de Antoni Roig i Rexart impulsaron la búsqueda de más materiales y textos sobre la figura del presbítero y vicario general de Menorca, el eclesiástico más destacado durante todo el siglo.

Las investigaciones en el Arxiu Diocesà de Mallorca -con resultados decepcionantes-, en el Arxiu Capitular de Mallorca, el Arxiu Històric de Maó, el Museu de Menorca y el Archivo Histórico Nacional, en Madrid, aporta documentación inédita sobre aquella época, sus protagonistas, tensiones y el larguísimo expediente para la erección de la diócesis de Menorca, separada de la de Mallorca, en 1795 y el nombramiento del menorquín Antoni Vila Camps, entonces canónigo de la Catedral de Palma, como obispo.

La Fundació Rubió i Tudurí nos invita a adentrarnos hoy en la Menorca del XVIII con Josep Maria Quintana y el obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull.