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Poca empatía suele tener la ciudadanía hacia jueces y fiscales y todo eso viene porque a veces es dificilísimo llegar a comprender el fundamento de alguna sentencia.

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¡Ay de aquella justicia que la gente no alcanza a entender las sentencias que se publican! En el caso Nóos, después de esperar ocho años para llegar a la vista oral, que ha durado otro medio año, aun se ha tenido que esperar demasiado tiempo hasta hacerse pública la sentencia, donde más de uno se ha quedado atónito al ver que de la rama valenciana no se ha condenado a nadie, al igual que la infanta. Alguien decía el otro día en televisión, creo que el señor Revilla, «que la justicia que el pueblo no entiende, no es justicia». ¿Cómo entender lo de Urdangarín? La ciudadanía comenta entre sí que el cuñado del rey ni ha ido ni va a ir a la cárcel. Como su señora, que por cierto, aparte del daño que ha hecho a la monarquía con eso de salir tan bien librada, le ha hecho aún más daño, posiblemente, a la justicia porque ha mermado la credibilidad que tiene el ciudadano hacia los jueces y fiscales a la hora de impartir justicia. Vaya ahora el rey emérito a decir en televisión que «la justicia es igual para todos». Eso ya no se lo cree nadie porque, salvadas sean todas las distancias, viene a ser como aquello de la mujer del César, que no basta con ser decente, además tiene que parecerlo. Puede que la justicia la vea el rey igual para todos pero créame señor, no lo parece.