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Escuché atónito a un Lluís Llach afirmar que el gobierno catalán sancionará a los funcionarios que no cumplan las leyes de desconexión (Llach es diputado de Junts pel sí). Más que l'estaca, lo del diputado cantador es un estacazo al sentido común. O sea, que ustedes pueden ahora no cumplir las leyes del Estado español, al que lo quieran o no pertenecen, y eso les obliga a cumplirlas. Por el contrario si un día, en su delirante utopía llegan a tener sus propias leyes, quien las incumpla como funcionario será sancionado. Eso, entre otras cosas, es una amenaza como la copa de un pino. Una coacción desafortunada al fin y al cabo porque hace pensar a los trabajadores/as de la administración catalana lo que les espera si finalmente algún día caen en las manos de semejantes secesionistas de corte autoritario por no querer decir dictatorial. Mal, muy mal deben de estar los ánimos independentistas cuando su parlamento aplaudió hasta calentarse las manos las amenazas de Lluís Llach. Así, de este cariz, tienen ustedes el secesionismo, muy cuesta arriba, porque eso puede ser tomado como principio de una manera de hacer política que no la quiere uno ni para su peor enemigo.

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Dicen que «por la boca muere el pez». Y yo digo que el político o pseudopolítico más que por la boca «muere por bocazas». Es para sonrojar a cualquier bienaventurado de los que aún confían que la política democrática permite y aun obliga al juego limpio. Los secesionistas, atropellando con sus prisas la razón, hacen primero el puente y luego, si ha lugar, ya harán el río. Es la independencia a cualquier precio y ¡ay de aquel que no quiera ser independiente! Si es funcionario será sancionado. Es como si llevaran la secesión adherida a su salario. Si esto es democracia que baje dios y lo vea porque yo lo que creo es «que estos son lentejas, si quieres las comes y si no, sancionado». Al hilo de semejante espíritu democrático, permítaseme una sencilla pregunta: ¿y si en las próximas elecciones (porque supongo que seguirán teniéndolas so pena de haber caído en brazos de una férrea dictadura) resultase que las gana un partido nacionalista o por lo menos alejado del corte separatista, qué es lo que harán?

Hoy, por la boca de separatistas y secesionistas, lo de Espanya ens roba, más les valdría que mirasen, aunque fuera de soslayo a la muy honorable familia Pujol, que están como para dar ejemplo de honestidad. ¿En serio creen ustedes en una Catalunya independiente en que los ríos irán llenos de leche y miel y los perros atados con una ristra de butifarra? La historia está llena de pueblos que siguieron a políticos- líderes dotados de embaucadora oratoria pero muy poco dotados para la reflexión y al final acabaron como «cagacho en almagro». Una postura independiente no puede sustentarse en el miedo, la amenaza, la represalia o el viejo dogma de separar los buenos y los malos a conveniencia de unos intereses más que discutibles.