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A Trump y a Kim Jong Un, líderes de Estados Unidos y Corea del Norte respectivamente, les hace falta liberar tensiones en las fiestas de Sant Llorenç, en Alaior. No puede ser que se pasen todo el día que si «yo te tiro un misil y te mato», que «mi misil es más grande y llega más lejos», que «no me enfades que me conozco», que «¿tu qué te has creído? ¡Que te fot una mà plana que te pos del revés! porque tengo muy mal pronto», y tal. No pueden vivir así, con esa amargura, porque un día se les irá de las manos y se harán daño. O volarán el planeta, no lo sé.

Yo les recomendaría a sus asesores que esta tarde los soltaran de incógnito por Es Ramal, Sant Pere Nou, Sa Plaça, Ca na Divina o s'Escacs. Y que se apañen. Que cojan un bon ma' y se digan todo lo que se tienen que decir y que limen asperezas ya. Que no se puede ser tan malo e ir martirizando a la humanidad con una lluvia de armas nucleares, eso es ser muy cansino. De verdad, oye. Que ya tenemos en Menorca suficientes problemas esquivando kamikazes por la carretera y buscando el último rincón de arena sin toalla para colocarnos sin desencadenar un conflicto que dejaría Juego de Tronos a la altura de una pelea de patio. No. No podemos estar pendientes ahora de una guerra mundial. No nos viene bien. Jolines.

Por eso los dejaría un rato que se aireasen por las calles de Alaior, que hoy más que nunca están llenas de buena gente. Les propondría un juego, que cada vez que uno de los dos diga «misil», «nuclear», «lo tengo más grande» y algo más que se me ocurra sobre la marcha, le toca pagar ronda. Y así de barra en barra.

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Y si se ponen pesados con lo del intercambio de hostias, les diría que «des-pa-ci-to» y los llevaría a Completes para que sepan lo que de verdad es llevarse tortas como panes. Y si no se les pasa, llamaría a Maduro y entonaríamos lo de «felices los cuatro». Los llevaría a Ca na Pili des Cine España y en Llorenç de Maderesa, los mejores anfitriones, a que se comiesen una banyeta de sobrasada per fer coixí porque la pomada la carga el diablo. Los dejaría un rato con los caballos pero desde fuera, que los veo muy bravucones con lo de tirarse misiles pero seguro que no tienen narices de meterse en el jaleo.

Calculo que para las once de la noche su borrachera galoparía en la fase de exaltación de la amistad y se les habría pasado las ganas de hacerse daño, de tirarse misiles y de cargarse el planeta, claro.

dgelabertpetrus@gmail.com