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Sostiene que «lo más importante es hacer feliz a la gente con tu cocina» y afirma que «el éxito no es solo que la comida esté buena, sino tener en cuenta a las personas». Es Joan Roca i Fontané (Girona, 1964) que hoy, de la mano de Borja Matoses, se desplaza a Menorca para reflexionar, conversar y hablar en voz alta -pero sin levantar mucho la voz-, sobre la cocina menorquina y la excelencia de nuestros productos locales. Ni las distinciones ni las estrellas Michelin alteran el carácter sosegado y sencillo de quien ha sido reconocido como mejor chef del mundo, es doctor honoris causa por la Universitat de Girona, y El Celler de Can Roca, el restaurante que dirige y gestiona con sus hermanos Josep y Jordi es escogido como primer mejor restaurante del mundo por «The Restaurant Magazine». Joan Roca, que esta noche tiene cita a cuatro manos con Andoni Luis Aduriz en el Roca Moo de Barcelona, aplica su cultura, sensibilidad, talento, discreción, hospitalidad y creatividad a la transmisión de sabores, sensaciones, emociones y vivencias que describe en «Cocina Joan Roca a baja temperatura», un libro del que ha se escrito que «es para masticar con los ojos cerrados».

Porque tiene presente a su madre Montse y su iaia Angeleta, de cuyas recetas aprendió las bases de la cocina tradicional catalana.

«Comer en el restaurante de mi madre es un antídoto para protegernos del éxito. Comemos con ella alrededor de la mesa. Todos de pie.

Es tocar el suelo cuando te dicen que eres el mejor restaurante del mundo. Nuestros padres hacen un menú a 11 euros en un bar de barrio. Es ver a los vecinos de toda la vida, un baño de normalidad», confiesa el mayor de los hermanos Roca, que hoy explica en el Hort de Sant Patrici las influencias culinarias y los recetarios que comparten Menorca y Girona, además de Josep Pla y la tramontana.

Joan Roca aúna memoria y tradición con inventos, audacia y modernidad.