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El Centro Sociocultural de Ferreries acoge, a partir de mañana, la exposición dedicada a un homenot menorquín. Es el doctor en Filosofía y Letras Antonio Roca Várez (Maó, 1866-Girona, 1925). Considerado el pionero de la fotografía amateur en Menorca, Antonio Roca ejerció como vicecónsul de Portugal en la Isla, como ya habían hecho su padre, abuelo y bisabuelo. Un artículo que publicó el 1900 en el diario monárquico «El Heraldo», donde desempeñaba la dirección, motivó que cesara en la función de representación consular.

Heredero del «Diari de Mahó», extraordinario volumen de crónicas redactado por su antepasado el capitán Joan Roca Vinent (1747-1826), el doctor Roca Várez creó la «Biblioteca Roca» en su domicilio familiar, situado en la Costa d'en Deià, en el centro urbano de Maó. La lectura y la escritura absorbían las horas de este menorquín que diseñó un exlibris con el escudo de la familia Roca. Colaborador de la «Revista de Menorca» y de la «Guía del Trabajador», publicación del Ateneo Obrero de Mahón, presidió la Sección de Ciencias de esta entidad, y también formó parte de la Junta Local de Salvamento de Náufragos.

Antoni Roca Várez sorprendió a los menorquines en 1893 al construir, en las tanques de Llumena (Alaior) el primer litófono o piano de piedra. Para ello utilizó piedras planas de varias dimensiones con las que, mediante martillos, obtenía los tonos de la escala diatónica. «El Bien Público» publicó la crónica de un concierto que incluyó fragmentos de «El barbero de Sevilla» y «Il trovatore». En 1904, y a pesar de la opinión contraria de su esposa, Magdalena Bofill, adquirió por 7.850 pesetas las 58 hectáreas de la Illa d'en Colom. No dieron el resultado esperado la cantera de piedra marès ni la mina de plomo, por lo que acabó en residencia de verano de la familia.

Irrepetible y polifacético, Antonio Roca fue un inquieto impulsor de nuevos proyectos e ideas que causaron gran impacto en la sociedad de su época.