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Hay un 20 por ciento en mi casa de cosas pequeñas a la altura de mis hijos, filosofía María Montessori. Mobiliario pequeño para ayudar en su autonomía. Animada en comprar o restaurar mobiliario mini, esta mañana a eso de las 7 de la mañana hacía una foto a una mesa y tres sillas a su alrededor, detrás del objetivo de repente se me encogió el alma. Tragué saliva. Estaba inmortalizando unos muebles que se quedarán así siempre, mientras ellos los van superando. Me entró ya nostalgia. Solo podía acercarme a los muebles y pasar mis dedos por la madera que tocan con sus diminutas manos. Bordeaba con la yema doblando esquinas de aquel mueble que dejará de ser suyo, para pasar al pasado. Tras el objetivo me daba cuenta que su pequeño recorrido tres y casi dos años se escapaba como una película. El tiempo pasa fugazmente y el presente es tan importante vivirlo a su lado.

Muchos padres y entre ellos me incluyo, deseosos de que venga la rutina después de vacaciones navideñas, te das cuenta de lo importante que la construcción de su persona y estar a su lado acompañándoles. Los berrinches, la época del 'no', el cambio de pañales, sus primeras palabras, todas esas cosas que solo sabes si las vives. No hay cámara que retenga ese momento. Se quedan en tu memoria y en el subconsciente de ellos.

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El otro día mi pareja y yo hacíamos bricolaje en casa cuando ellos aburridos de que no les hiciéramos caso se les encendió la bombilla. Amae tomó la escoba por el lado de las cerdas y su hermano de seguida se puso detrás de ella con el palo entre las piernas. Y empezaron a correr y a relinchar. No pudimos más que parar para ver esa estampa maravillosa, y tuve que robarles ese instante inmortalizando en una fotografía. Llegué a ver ese caballo, esbelto, rubio,... y nos reímos con ellos. Entraban y salían de casa, como si entraran y salieran de una caballeriza. Su imaginación les hace ver cosas que a veces los mayores perdemos. Ahora siempre que tomo la escoba, le digo a este objeto de casa, «por favor señor caballo-escoba espero que no se moleste pero le necesito para barrer». Lo animalizaron tan intensamente -que solo su energía es capaz-, que me da lástima si no le pido permiso al señor caballo-escoba, pues no quiero que me dé una coz. Objetos inertes que están a su alcance y ellos les dan brillo de vida, les hacen de cambiar su estado en algo latente. Ahí queda mi fotografía: la escoba apoyada sobre la mesa de las tres sillas con la luz tenue que da las 7 de la mañana de un enero de 2018.

@sernariadna