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Quizás Sant Lluís viviera ayer con más sensiblidad y atención el día de la mujer que en otras poblaciones de la Isla, pero resulta indiscutible que en el pueblo se ha debatido sobre la cuestión tangencial que ha supuesto la exposición de fotos de desnudos femeninos en la vía pública y el cartel anunciador de la fotógrafa Llum Clara.

De una u otra forma la mujer ha estado presente en las conversaciones a partir de cualquiera de las interpretaciones que ofrece la imagen elegida por la alcaldesa y una de sus concejalas en el pasquín promocional.

Y es que el propósito de la autora y, posiblemente, también el de la primera edil y su compañera de gobierno no era el que ha llegado a parte de la opinión pública más allá de la polémica municipal. Como bien comentaba un prestigioso abogado mahonés a propósito de la controversia generada, ¿qué se habría llegado a decir si la elección de ese cartel para promocionar el Día de la Mujer la hubiera hecho un alcalde del Partido Popular?. La imagen en cuestión invita a otras interpretaciones opuestas al mensaje que se pretende lanzar, el de la mujer como fuente de vida, en la jornada de la justa reivindicación por el fin de las desigualdades históricas y la percepción del género femenino como ornamento en según qué circunstancias.

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Medio cuerpo desnudo con el sexo oculto tras una margarita de la que sobresale parte del vello púbico no parece una elección idónea en busca del reconocimiento global que se persigue en este día. Al menos, la fotografía ha ofrecido demasiada ambigüedad.

Nadie se escandaliza hoy por un desnudo femenino en cualquier situación. ¿Qué puede resultar más bello y artístico que un cuerpo armonioso al natural de un hombre o una mujer?.

Otra cuestión son los matices de la imagen y el lugar en el que se exhibe. Es bella la fotografía, pero más aceptación provocaría en una sala de exposición que en la misma calle.