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La televisión es un medio que no te permite esconder nada. Lo que ves es lo que hay. Puedes decir unas palabras pero tu gesto no miente, va a decir siempre la verdad. Y eso es lo que pasa con el programa de Bertín Osborne «Mi casa es la tuya». Diferentes personajes he ido pasando por casas originales, sean propias o alquiladas. Y cuando hablan los entrevistados siempre se refieren a la madre y a los hijos. Es como una terapia para el presentador. Siente que su madre se le fue pronto sin saborear las mieles de sus proyectos personales y profesionales. O simplemente para descolgar el móvil y decirle «mamá cómo estás». Como también acusa Bertín la ausencia de su persona como padre cuando le tocaba irse durante meses a recorrer el mundo por su condición de artista. Eso lo remarca y lo pregunta mucho para compensar su pesar. Pero cuando el personaje entrevistado habla por esa boquita, se le ve a él sin vestiduras, desnudo. Rosario Flores, Pablo López, Belén Rueda, ... las últimas personas de la entrega tienen o han tenido a su madre en mente para cualquier cosa.

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La mayoría declaran haber tenido una infancia feliz, y sobre todo amorosa. Les han enseñado, les han dado paciencia, besos, caricias,... en cambio dos personajes por ahora de los que he visto pasar por la casa me han sobrecogido. Uno es el actor Fernando Tejero, que fue criado por su tía abuela, aún viviendo sus padres y hermanos. Su historia llama la atención. Y después Tamara Falcó -nacida en una familia acomodada, e instruida-, sentí por parte de ella que le falta atención por parte de sus padres, en especial de su madre. Salvo que su madre es un referente de estilo, de ademanes muy sutiles y femeninos,...en la entrevista de lo más personal que es su relación habló poco y no la dejó bien parada. Lo que más me llamó la atención es que nombrara la palabra 'soledad', siendo tantos. Y que su madre le intente cambiar la risa porque considera que la tiene muy fuerte. Como madre no podemos estar más por los demás que por nuestra propia familia. Y guiar a nuestros hijos a que se valgan por si mismos empezando por el autoestima. Y eso empieza dando amor, besos, caricias, presencias ... Los padres cuando tenemos hijos tenemos la obligación de observarles y darles a cada uno su lugar y su espacio. Por el hecho de que estén bajo nuestro ala, o que uno de los hijos sea el 'hijo modélico' -al gusto de los padres- no quiere decir que los demás sean iguales. Cada uno tiene un alma y un sentir de la vida propio. Unos necesitan más atención afectiva. Estemos presentes y sobre todo no modifiquemos lo que ya son, podemos guiarles pero no cambiarles y, menos su manera de reír.

@sernariadna