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Es curioso, la vida pasa volando, pero los retrasos en Vueling son cada vez más habituales, al menos en sus conexiones con nuestra Menorca. Problema crónico el del trasporte aéreo que no se solucionará hasta que se comercialicen los viajes astrales. Centrémonos, que doy más vueltas que cuando conduzco con el Google Maps, pues eso, que la vida pasa muy rápido pero que cambiar algo cuesta más que encontrar un político que reconozca errores y dimita, pelín exagerada la comparativa. Parece que el rechazo a lo nuevo es intrínseco al ser humano, y por tanto cuesta muchísimo cambiar la mentalidad de algunas personas.

Ya hace más de 2.500 años, allá por el 550 antes de Cristo más o menos, que ya es decir, un tal Tales de Mileto, nos dijo que había que usar la cabecita para intentar entender cómo funcionan las cosas. Ya bastaba de echarle la culpa a un dios mosqueado porque la cosecha fuera mala, aunque era muy cómodo, como la culpa de la sequía es de Zeus, o de uno de sus secuaces en el Olimpo, pues me lavo las manos y me dedico a rezar a ver si se le pasa el mal rato. Tales dijo que había que pensar un poquito más las cosas, él sostenía que el origen de todo estaba el agua, cosa que se demostró errónea. Sin embargo, lo más importante que hizo fue dar el primer paso para pasar del mito al logos, es decir, para dejar de creérnoslo todo sin rechistar porque nos venía dado de fuerzas superiores, véase dioses, y empezáramos a estudiar la naturaleza y a usar el coco para razonar.

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Pues bien, montonazo de años después los hay que siguen tragándose lo que les echen sin pestañear. Les da igual un máster falsificado, que unos papeles que demuestran cuentas en negro y saqueo de lo público, aquí vivimos de actos de fe, y cuanto más se demuestra tu bajeza moral, más largo te damos nosotros el aplauso. Hablando de másteres dudosos, a la Universidad Rey Juan Carlos, que fundó el ínclito Gallardón en el año 1996 y que parece que ha servido para enchufar a familiares y amiguitos del partido en el poder como si no hubiera un mañana, también la podrían haber llamado Universidad Rey Cazador de Elefantes, y adornar su hall con unos bonitos cuernos de marfil, en honor al personaje que les inspiró el nombre. Como no se pongan las pilas los profesores, como han hecho algunos alumnos de esa uni, sus títulos van a valer menos que el dinero del Monopoly.

Es decir, a pesar del currazo que se dio Tales de Mileto y detrás de él Anaxímenes, Anaximandro, Heráclito, Empédocles y un largo etcétera, para que usáramos nuestra cabeza para algo más que sonreírle al jefe y agacharla ante el poderoso, muchos no se han dado por aludidos y siguen enfrascados en su mundo oscuro, arcaico y servil. Vale, sé que los nombres que les pusieron a estos sabios griegos eran para hacérselo mirar, pero no me digan que se ha mejorado con el Yonatan, o la Jessi, ahí lo dejo.

Acabemos el artículo con Empédocles que fue muy guay, dijo que todo se podía explicar partiendo de los cuatro elementos, agua, fuego, tierra, aire y de las dos fuerzas que los mueven el amor y el odio. No me digan, queridos lectores, que no es molona esta explicación. Ahora que ya estamos más allá del átomo, de los protones, o de los quarks, es reconfortante pensar que el mundo se explicaba de forma tan bella. Pensar va bien, aunque a veces duela la cabeza, y los cambios pueden ser positivos, aunque al principio asusten y nos den trabajo. Feliz jueves con todo el amor, por eso de nivelar fuerzas.