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Y el hombre por la palabra, continúa el refrán. A Pablo Iglesias e Irene Montero, la pareja del momento, les queda perfecto el dicho, están cosechando lo que han sembrado con sus discursos contra la casta, palabra que Podemos cargó de connotaciones negativas, incluyendo en ella a todos, derechas e izquierdas, sobre todo socialistas, que no comulgaran con sus ideas y llevaran –o aspiraran a llevar–, un nivel de vida al que ahora ellos se suben sin complejos: con la compra del chaletito de marras, una 'choza' bastante bonita por lo que he leído, con su piscina tipo lago, jardín, huerto, casa de invitados..., una buena inversión inmobiliaria. Con el correspondiente 'hipotecón' dicen que al 0,5 de interés (qué bien han negociado) a 30 años, al que cualquier ciudadano no-casta no tendría acceso ni en sueños.

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Les han llovido las críticas, pero no porque ser de izquierdas signifique que has de vivir debajo de un puente, como algunos dicen, sino porque se han cargado de un plumazo el contenido ideológico que nos venden. Vamos, es como declararte vegetariano, manifestarte delante de hamburgueserías y mataderos, subirte al carro animalista, y que luego te pillen comiéndote un chuletón de un kilo, en un buen asador, «medio hecho por favor, que está más jugoso». Pues algo así de hipócrita ha quedado el tema del chalé y los líderes de Podemos, que ahora, ofendidos, se lo toman como un ataque personal, será que ellos no han criticado a diestro y siniestro. No, no es nada personal, se llama falta de coherencia. Si ellos quieren iniciar su nueva vida en el estupendo nido de la Sierra, perfecto, pero no es consecuente con las ideas que dicen defender, no es justo tampoco para sus bases, a quienes ahora quieren pasar la pelota y consultar; ni para quienes les votaron pensando que eran 'otra cosa'. El 11 de abril, en el homenaje al histórico sindicalista Marcelino Camacho celebrado en Es Mercadal, se enfatizó mucho su vida sencilla, su honestidad, y recuerdo perfectamente la frase de su amigo y compañero, Agustín Moreno, que utilicé como titular: «Camacho hizo de la coherencia su religión». Pues a algunos nuevos políticos les ha sobrado arrogancia y les falta esa coherencia y humildad.