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Elogia Joan Pons "aquellos pianíssimos, los fiatos interminables" de la que ha sido la soprano operística más importante de la escena internacional al recordar aquel momento decisivo que marcó un antes y un después en su trayectoria como cantante lírico.

Montserrat Caballé, que ha fallecido a los 85 años, desempeñó un papel decisivo en la vida de nuestro gran barítono porque la gran señora del Liceu de Barcelona orientó la carrera de Joan Pons. Mejor dicho, la impulsó y reorientó. El maestro lírico de Ciutadella, con su proverbial humildad, explica que "prácticamente Montserrat Caballé me descubrió, porque hacía cuatro años que pertenecía al coro del Liceu y cantaba de bajo, y me hizo pasar a barítono". La diva y su hermano Carlos citaron a quien, en aquellos difíciles inicios en Barcelona -cuando, con su esposa Niní Moll, tenían que utilizar el barco de Trasmediterránea para desplazarse desde Menorca- formaba parte de la variopinta cuerda de bajos en aquel coro.

-Canta, Joan.- le pidió quien ya estaba en el Olimpo del bel canto, desde que, al día siguiente de su función de Lucrezia Borgia, The New York Times tituló: "Caballé = Callas + Tebaldi".

En la pequeña sala se instaló un silencio tenso, y Joan, el gran Joan Pons, evocó en aquel momento determinante, el ejemplo de su padre, Miquel Pons Galmés en la Capella Davídica de la Catedral sus raíces familiares en Es Migjorn, las clases en Calós, el venid y vamos y todos del mes de mayo en el Santuario de María Auxiliadora, y su primer trabajo en una fábrica de calzado de Ciutadella.

La portentosa voz de Joan Pons truncó aquel silencio y se alzó, poderosa, ante la mirada, severa y atenta, de Montserrat Caballé. Su valoración fue concluyente: "tu ya eres y serás un gran barítono". Acertó la Caballé. Años más tarde, se parodió a sí misma en el Festival de Perelada al cantar Viva la mamma, de Donizetti. Un corpulento y carismático Joan Pons asumió el papel de mamma.

-Lo ves, Joan. Eres un gran barítono.- Y siguieron cantando.