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No tenemos un respiro los residentes en la Isla en tanto que sufrimos día a día, mes a mes, año a año, el menosprecio de las compañías aéreas de las que dependemos a las que ninguna de las instituciones que nos representan consigue comprometer para que nos brinden un servicio meridianamente digno.

Cuando no se trata del encarecimiento de los billetes para compensar la subida de los porcentajes de descuento con precios abusivos que incluso superan los anteriores, nos vemos perjudicados por la falta de frecuencias. Y cuando se incrementa el número de vuelos aparecen nuevas o viejas circunstancias que desvirtúan nuestros derechos como menorquines y usuarios obligados a tomar este medio de transporte.

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Los retrasos y cancelaciones de Vueling estos últimos años han superado cualquier operativa circunstancial. Cuando la sucesión de incidencias es tan reiterada, cuando las incomodidades a los pasajeros se repiten con tamaña asiduidad, no pueden aceptarse más excusas. Se trata de un servicio deficiente que no debería permitirse.

En los últimos días la ruta potenciada con Palma desde que se aplicara el descuento del 75 por ciento comienza a dar señales que invitan a la preocupación. El creciente flujo de vuelos entre las dos islas empieza a ser cuestionado por el estado de las aeronaves subcontratadas para cubrir esta demanda, la falta de plazas que dejan en tierra a quienes viajan por motivos médicos, y los últimos retrasos y cancelaciones amparados en las siempre abstractas «causas técnicas».

Més per Menorca ha lanzado la iniciativa de incluir en las bases de las OSP la obligatoriedad de ofrecer una alternativa para los usuarios cuando haya demoras prolongadas o cancelaciones. Es un punto de partida necesario para hallar una solución que evite este menosprecio constante a quienes dependemos de estas compañías o las que vengan en un futuro.