El mundo no es lo que era y nunca volverá a ser igual. Lo renovamos cada día sin darnos cuenta. Nos esforzamos por cambiarlo como si poseyésemos un poder inmenso, y luego somos incapaces de modificar nuestros pequeños defectos o manías. Todo se transforma de manera imparable. No podemos bañarnos en el mismo río de lo sucio que está.
Alguien inventó el hipervínculo, hiperenlace o link para los amigos. Saltar de un sitio a otro hace que la realidad no sea lineal sino una enmarañada red donde una palabra te lleva muy lejos de donde estabas, abriéndote una ventana nueva o haciendo que tu atención vaya por otros derroteros. ‘Derrotero’, en lenguaje marítimo, es «la línea señalada en la carta de marear para el gobierno de los pilotos en los viajes». Señalar una línea resulta complicado si no sabes a dónde quieres ir.
Descartes escribió a los veinte años: «¿Qué camino de vida elegiré?». Luego, Machado nos habló de caminos que no están hechos o fijados de antemano. Sus versos hablan de una España que muere y otra España que bosteza. España entre agonizante y dormida. Machado se casó a los 34 años con Leonor, hija de un Guardia Civil, cuando ella tenía 15. Falleció a los 18 de tuberculosis. La tuberculosis es infecciosa. Uno de los cursos de la Escola de Salut Pública de Menorca se titula «Cambiar el mundo. Mejorar la salud. Incidencia política e impacto social de la investigación en salud pública». La política cura o mata.
