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31-V-19 Viernes

Cuando era niño creía en el premio celestial por la comunión en nueve primeros viernes de mes, también en el Capitán Trueno y en la reina Sigrid y, por supuesto, en el Barça, que ya venía en la carga genética, o sea que era un chico bastante tradicionalista e incluso de las JONS, porque también iba mucho por el local de Falange y, por otra parte, ayudaba en misa al oficiante padre Petrus quien nos exigía el dominio del servicio para aprobar la asignatura de Religión. Por entonces ya escribía artículos en «Es Diari» que a mi madre le parecían «muy monos» porque hablaba –bien, obviamente- de monjas y curas.

No sé cuándo se torcería aquel chico rubito de buena familia que sacaba excelentes notas y escribía precozmente en los papeles, sería algo gradual, casi imperceptible, pero lo cierto es que los artículos pasaron de gustarle a mi madre a ser corroborados discretamente por mi padre, bastante menos complaciente con el Régimen. Y es que, las malas compañías, supongo, me llevaron más adelante a cuestionar aquel esperpento que era el nacionalcatolicismo. Lo que sí recuerdo es que, paralelamente, empezó a interesarme todo lo que me llegaba de más allá los Pirineos, como Los Beatles, los ecos del Mayo 68 y la minifalda.

En la transición a la democracia, me haría un poco rojeras por rechazo a todo lo que me sonara a carca, y es ahora, cuando sin saber qué me ha ocurrido, a las puertas de la vejez, rebobino y compruebo que estoy volviendo a los orígenes calmosos y que lo que a lo único que aspiro es a una tranquila alternancia entre un centroizquierda moderado (parece que lo tenemos) y un centroderecha menos patriotero y más de corte europeo (aún por definir). Quizás por eso me ha gustado tanto la propuesta del PP insular de pactar temas de Estado (la carretera, principalmente, pero también la promoción turística, el controvertido PTI y ¡aleluya!, la simplificación administrativa) con la mayoría de izquierdas surgida de las urnas. Creo que somos muchos los ciudadanos que agradeceríamos este pacto de Isla que nos permitiera salir del bucle de la ineficiencia en asuntos clave para el futuro de Menorca y que aparecen empantanados como en un permanente día de la marmota.

1-VI-19 Sábado

Desde que los hombres se afeitan el torso, las piernas y lo que haga falta, pocas cosas me sorprenden, pero una de ellas es hoy el aspecto de la murada del Ayuntamiento de Ciutadella que ya no luce las ancestrales y vistosas barbas de los robustos alcaparros sino la superficie lampiña de unos bloques recién extraídos de la cantera. ¿Qué habrá sido de las legendarias matas que escalaban ufanas la mítica muralla?, ¿una plaga?, ¿un afeitado administrativo en seco por ignotas razones? No recuerdo haber leído la pertinente explicación del GOB, así que me limito a un melancólico brindis desde S’Amarador por las desaparecidas tàperes de sa Murada…

2-VI-19 Domingo

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El fallecimiento en accidente de tráfico del futbolista José Antonio Reyes ha generado una ola de desconsuelo, como suele ocurrir cuando una joven vida se trunca de forma inesperada y abrupta. Como siempre que se trata de un famoso, se cantan las excelencias del finado, sus amigos escriben sentidos mensajes en las redes, el pueblo entero llora la pérdida. Todo normal, tanto, que una voz crítica con las circunstancias del accidente -el clamoroso exceso de velocidad de un bólido de alta gama- es a su vez criticada con saña («¿cómo se atreve en estos momentos de dolor?»).

Ha sido el exfutbolista Santi Cañizares quien ha reflexionado sobre la inconveniencia de los grandes homenajes a quienes se convierten en un peligro público en la carretera. La pasión de los futbolistas de élite por los coches de alta gama y su relación directa con el exceso de velocidad es un pésimo ejemplo para una juventud que idolatra a los triunfadores.

Valiente y oportuno Santi Cañizares, capaz de salirse del clamor de la tribu y ofrecernos una reflexión necesaria.

3-VI-19 Lunes

Un amigo muy querido, militante natural de esa ausente derecha de corte europeo, me dice que está de acuerdo con la línea general de lo que expongo en este dietario y ambos nos preguntamos si es él, perdido en el magma de la actual derecha desnortada, que está escorando hacia la izquierda o, lo más probable, que sea el dietarista quien empieza a pensar más de la cuenta en el futuro de su nieta...

4-VI-19 Martes

Trump entra en el Reino Unido como elefante en una cacharrería, entrometiéndose en la política británica al apoyar un brexit por las bravas e insultando al alcalde de Londres a quien tilda de «incompetente y perdedor»... ¿Merece él los más altos honores?

Sí los merece el exquisito arròs negre que tomamos en El Faro de Cala Torret con Emili de Balanzó, David Baret y el anfitrión Benet Guardia mientras nos echamos unas risas y arreglamos el mundo. Salut, amics.