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En el trampantojo el engañado es el ojo, en el trampaoído el engañado es el oído. Siempre pensé que los eufemismos son un recurso oral en el quehacer de los políticos. Cada uno con sus verdades y sus fobias que les impiden aceptar que la derecha no está a la derecha, la izquierda no está a la izquierda y el centro no está en medio. Por eso echan mano de los eufemismos que actúan como trampaoído, confundiendo lo que escuchan hasta creerse que significa otra cosa.

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Caso de Sánchez e Iglesias, que por no decir que pueden haber pactado la legislatura, se han sacado como quien saca un conejo de la chistera que lo suyo será un «gobierno de colaboración». En términos meramente políticos hace tiempo que esta figura en la oratoria existe, por ejemplo cuando en la defensa de un país otro país amigo coadyuva en armamento, en alimento, etc. Ahora no sé a santo de qué, este término ha sorprendido, y todo por evitar la palabra ‘pactar’, quizá porque al PSOE no le hace mucha gracia que señalen a Podemos como su socio en la gobernabilidad de la próxima legislatura. Por esa misma razón no creo que vayan a darle a Pablo Iglesias ninguna cartera ministerial.

No obstante, me atrevo a vaticinar que lo de gobierno de colaboración sentará carta de naturaleza. Acabo de leer un artículo dónde he encontrado dos fórmulas diferentes, ‘gobierno de colaboración’ o ‘gobierno de cooperación’. Fuerza es hilar muy fino para apreciar la diferencia semántica entre ambas formas de venir a decir lo mismo.