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Alguien me ha llamado hoy para alabarme en mi atrevimiento de oráculo al haber publicado en estas mismas páginas el lunes día 16, lo que iba a pasar el martes día 17, a cuenta de unos políticos en pactar o en ir a elecciones el 10 de noviembre. Vaticinaba yo que la ecuación no era tan difícil. Hoy (todo en la misma semana) frente a la tozudez trufada de incapacidad que han demostrado nuestros líderes políticos, me toca preguntarme, qué es lo que va a cambiar el día 10 de noviembre si resulta que al parecer van a ser los mismos líderes políticos a los que les tocará en su demostrada escasa capacidad negociadora, su demostrado egoísmo y soberbia, los que una vez más les tocará, ya digo, deshacer el nudo gordiano que les convierte, supongo que muy a su pesar, en ridículamente incapaces de resolver sus diferencias.

«Cortar el nudo gordiano» significa resolver tajantemente, sin contemplaciones un problema. Alejandro Magno lo hizo en Frigia, a nuestros líderes políticos les toca hacerlo ahora en España. Eso de resolver ya de una vez, tajantemente y sin contemplaciones, el asfixiante problema en el que están ellos y como consecuencia todo el país, porque con la venida que creíamos iba a ser la solución del bipartidismo con la aparición de nuevos partidos casi por generación espontáneo, aunque por justificados motivos, pidiendo su oportunidad, no ha servido para dar fuerza y claridad a nuestra política. Los nuevos partidos, que venían -decían ellos- a regenerar la política de las castas, la política española, ha resultado un fracaso, porque luego la verdad se nos ha mostrado tozuda. No solo no han regenerado el viejo estilo de hacer política, si no que han coadyuvado a crear la figura obligada del pacto, la coalición, el entendimiento, la capacidad de ir unidos a defender las acuciantes carencias del pueblo que les elige y les paga, pero como decía el clásico: «hemos salido de Málaga y nos hemos metido en Malagón». Quizá Pedro Sánchez aún vaya más lejos cuando piense o diga «con Podemos hemos topado», parafraseando la frase cervantina de «con la Iglesia hemos topado».

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¿Qué va a pasar el 10 de noviembre? Lo probable, solo sea por pura hartura del electorado, será que se dé una fuerte abstención, lo que además de no servir para arreglar el nudo gordiano, puede si cabe, apretarlo más, toda vez que el gobierno resultante de esas elecciones, no puede ser un gobierno débil, y éste será fuerte o no lo será a medida de las fuerzas democráticas con las que cuente.

No es mala conseja mirar a nuestro alrededor, ante el bloqueo de la política israelita, no les tocó otra que convocar nuevas elecciones, y el resultado acaba de ser otro empate, con lo cual se encuentran ante un nuevo bloqueo, donde nadie quiere ceder. Eso es un aviso para navegantes.

Muy a vuela pluma déjenme decirles que nuestro horizonte político no luce por eso más despejado. Sobre el papel ante unas nuevas elecciones el PSOE volverá a ganar, siempre que el votante los haya visto como la solución y no el causante de la situación en la estamos, que de eso ya se cuidarán otros de que así lo parezca. El PP ha tenido el acierto de no mostrarse excesivamente lenguaraz durante estos últimos meses, eso le va a beneficiar en las urnas, Unidas Podemos tendrá mucha suerte si simplemente capea la situación y no acaba por ser duramente castigado ante su pertinaz creencia de ser la solución para cortar el nudo gordiano. Ciudadanos tiene todas las papeletas para salir el día 10 de noviembre «sin plumas y cacareando». Sobre todo a causa de un Rivera que ha estado malgastando su pasado, su presente y milagro será si no también su futuro, por no saber ubicarse en un espacio propio donde desarrollar con rigor de presente y visión de futuro, una política propia que venga a ponerle ungüento en el hartazgo del votante. En ese espacio, si se tiene algún movimiento equivocado, se encontrará esta vez con que la sisa del corsé donde acostumbra a meterse, le puede ocasionar llagas en forma de huida de una parroquia harta y con razón. En términos generales, hartos todos de líderes, que conviene decirlo, ninguno viene con el bagaje de un aprobado por parte de la ciudadanía. Pobres mimbres pues para hacer un cesto lucido; los políticos actuales no son respetuosos de la confianza de quien les vota.