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25-X-19 Viernes

De la apertura de curso del Ateneo se me había quedado en el tintero el comentario que me hizo a la salida un asistente a la conferencia de Marina Garcés sobre el temps de foscor, que según la filósofa estamos atravesando. Mi ocasional interlocutor me decía que los árboles no nos dejan ver el bosque del progreso de la humanidad, pues cada vez hay menos hambre en el mundo, más democracia, menos violencia, como predica el psicólogo y lingüista Steven Pinker, uno de los pocos intelectuales que sigue confiando en los valores de la Ilustración como base del progreso humano y que demuestra con datos y gráficos que no vamos hacia ningún apocalipsis sino todo lo contrario… Me quedé dándole vueltas.

Y es que la verdad, no sé qué contestar cuando me preguntan por estas cosas tan difíciles de mensurar, depende un poco de cómo me haya levantado ese día, pero aun dándole la razón objetiva a Pinker de que evidentemente vivimos ahora mejor que en la Edad Media y que hace un siglo, que hay menos guerras y violencia en general y menos hambre y más democracia, en fin, son datos objetivos, pero también es cierto, tristemente cierto de que se otean síntomas alarmantes de regresión de valores humanos que dábamos por asentados. Y no estoy pensando solo los violentos disturbios que se han vivido hace unos días en Barcelona, no tan diferentes a los de los chalecos amarillos en Francia, las algaradas callejeras de Hong Kong, Ecuador, Bolivia o Chile, sino también en el desastre climático o en la guerra sucia global que se desata en las redes sociales en tiempo de elecciones…

¿Cuáles son las causas últimas de este malestar cósmico?, ¿la falta de horizontes de una juventud desnortada y cabreada?, ¿la obligación autoimpuesta de ser feliz a toda costa?, ¿la vorágine consumista?, ¿la angustiosa competitividad?, ¿la desigualdad creciente?, ¿los videojuegos comecocos?... Y es que la democracia, lejos de estar asentada en el mundo parece estar en regresión, la gente escapa de la moderación para instalarse en la trinchera de los suyos, cada vez más radicalizados y extremistas, el pensamiento cede terreno al tuit, la mentira y la manipulación minan la búsqueda de la verdad, la emoción y el prejuicio arrasan al razonamiento y, como consecuencia de todo ello, se vota lo que se vota (Trump, Bolsonaro, Orban and so on), enemigos declarados de los valores democráticos tal y como se han entendido siempre en Europa). En fin, ¿mejoramos o empeoramos?: Depende…

27-X-19 Domingo

«Hasta Cristo, si viviera en estos tiempos, escribiría en Twiter. ‘Amaos los unos a los otros’. ¿Acaso hay un tuit mejor?»

Theodor Kallifatides «Otra vida por vivir», Galaxia Gutemberg, una pequeña joya sobre la creación literaria, la emigración y el cambio de lengua. «Otra vida por vivir» habla de la crisis del escritor, de cuando las palabras no encuentran su sitio o de cuando los recuerdos se convierten en mera fotografía. Solo volviendo a su tierra recupera Kallifatides su voz literaria.

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Y en cuanto al tuit, Woody Allen lo modifica a su manera: «Amaos los unos sobre los otros…»

Por cierto, amigos míos que abjuraban de la fe alleniana, me mandan elogiosos whatsapps sobre su última película «Día de lluvia en Nueva York». El maestro siempre vuelve, hombres de poca fe…. Como los domingos musicales de Sa Vinya en su privilegiado emplazamiento frente la Isla del Rey donde Paolo Scarpa desgrana su variado repertorio mientras Rut reparte empanadillas y el sol refulge sobre las aguas de la Plana de Cala Figuera, el paisaje de los paisajes.

30-X-19 Mièrcoles

Nunca he entendido muy bien la necesidad de los cambios horarios, es más, me irritan. Me deprime especialmente este que nos deja a oscuras a mitad de tarde, a merced de los idus invernales. Para sortear la melancolía reanudo mi programa en la radio de Diana prosiguiendo, firme el ademán, mi romántica y perdida cruzada a favor de los buenos artículos de prensa (Onda Cero, miércoles a las 13.30 por si a alguien le pueda interesar).

31-X-19 Jueves

Escandalera en los medios por la encuesta del CIS. Puede que sea sesgada, pero en la última convocatoria electoral clavó los resultados. De ahí la nerviada.

Y dos breves apuntes para la reflexión (y preocupación): La indisimulable justificación de la algarada callejera por parte de dirigentes independentistas y las también indisimulables (e incalificables) amenazas de la vicepresidenta del Gobierno a la judicatura belga si no extradita a Puigdemont. Ah, y el esperpento: los toros y la caza en el currículo educativo de Andalucía… ¡País de países!