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Hay cosas que no hay por dónde cogerlas. Imagínense a los políticos españoles que están negociando lo de la investidura como presidente a Pedro Sánchez. Si tuvieran que ponerse de acuerdo para mandarle a los Reyes Magos una carta unitaria pidiendo para el año 2020 que sea un buen año para los españoles, sin otra afiliación que la del ser español o vivir en España. Lo primero que sucedería sería que a sus majestades les haría falta en abundancia una medicación específica contra el dolor de cabeza, y una paciencia a prueba de Reyes Magos, todo y que no estoy hablando solo de negociadores cuyos nombres y afiliación son conocidos, añado también a los que están detrás, a los que realmente mecen la cuna, los Urkullu, los Pablo Casado, los Puigdemont, los Junqueras, los Torra y un largo etc., negociadores ya digo, que no son visibles en la mesa de negociación pero son los que realmente mandan sobre los que negocian.

No serían malos reyes aquellos que enmendasen la plana a los políticos que en el transcurso de su legislatura saquen los pies por debajo de la sábana. Ya habrán entendido ustedes que me refiero a los de moral floja, los de moral distraída, aquellos que cuando tocan moqueta y ven el dinero como no lo habían visto nunca, los ojos les hacen ‘chiribitas’ y los dedos se les vuelven huéspedes.

Pobres Reyes Magos si tienen que contestar cartas que avisan de que «ho tornarem a fer», y no digo nada si en vez de contestar se trata de contener el verbo de quien avisa públicamente sin que se le caigan los anillos, de que se ha metido una buena botifarra amb mongetes, y que ‘aquello’ tiene que salir. El Molt Honorable en su cuidada oratoria, digo yo si no estaría como queriendo avisar a quien corresponda de presumibles flatulencias anales. Frente a tan honorable licencia, no me queda otra que añadir quins collons!

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Algunos han encontrado en la política la gran oportunidad sin ser monárquicos, de tener al rey Midas a sus pies y hasta acaban creyéndose que todos los privilegios le son lícitos, incluso los que se toma él por su cuenta.

Ahora, a lo enredado de los pactos, solo le faltaba para acabar de liar la troca, que al Molt Honorable, le hayan condenado a año y medio de inhabilitación, aunque él ya ha decidido de motu proprio «que no puede ser apartado del cargo por un Tribunal que actúa por motivación política». O sea, vamos a ver si lo entiendo, si la justicia me favorece, me acojo a ella, pero si me es contraria, entonces no hago ni el más mínimo caso, ¡qué gente!

Además para que lo de los pactos siga más liado que un gato con dos menudos, desde Europa va su justicia y reconoce la inmunidad de Junqueras. Yo no soy jurista pero tampoco creo que sea necesario serlo para caer en la cuenta que esa situación deja a la Justicia española muy malamente, sin paliativos desprestigiada, pues señala como quien mete el dedo en ojo ajeno un grave error procesal, sobre todo pensando como pienso, que prefiero que un delincuente esté suelto a que un inocente esté en la cárcel.

El caso Junqueras, me barrunto que también vendrá a dificultar si cabe aun más lo de los pactos, donde algunos los ‘cagaprisas’, vendían ya la piel del oso sin haberlo cazado, venga de qué habría fumata blanca antes de Navidad, después se rectificó para decirnos que para el Año Nuevo, se volvió a rectificar para decir que después de Reyes, ya veremos si no acaban diciendo que para las formatjades de Semana Santa.