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Quiénes saben de estas cosas dicen que la mujer del César tiene que ser decente y además parecerlo. Me pregunto si no tenía el año suficientes días para que la Junta Electoral Central viniera a inhabilitar al presidente de la Generalitat, el Molt Honorable Quim Torra, justo el día antes de que diera comienzo el debate de investidura para poner fin de una vez a un gobierno en funciones.

No tiene por qué tener la inhabilitación del Molt Honorable y el debate de investidura entre sí causa-efecto, pero si analizamos la cuestión, veremos que sí la tiene, entre otras razones porque como tienen el pelo tan fino, los hay que pueden pensar, sobre todo después de las desafortunadas palabras del señor candidato sobre quien manda en la Abogacía del Estado, un camino por el que se puede llegar a la conclusión que Pedro Sánchez, otrora candidato y ahora ya presidente, pueda haber tenido algo que ver sobre la decisión de la Junta Electoral Central.

A los de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) les hizo tan poca gracia que el día 4 de enero, mientras estaba en pleno debate de investidura, se reunían para ver si mantenían la abstención que favorecía al candidato para ser investido o tiraban por la calle de en medio, lo que significaba nada más y nada menos, que ir de nuevo a las urnas. Eso lo aclaró meridianamente Gabriel Rufián, cuando dijo: «Sin mesa de diálogo no hay legislatura», blanco y en botella.

Por cierto, sobre el debate tengo prisa en decir que fue especialmente bronco, muy ácido por parte de Pablo Casado, la desnortada Inés Arrimadas y Santiago Abascal, que como demostración de lo que puede ser la legislatura que acaba de nacer, nadie puede llevarse a engaños. Fíjense en los siguiente epítetos: «sociópata, mentiroso, fake, indigno, fatuo, arrogante, patético, un fraude, un estafador y un personaje sin escrúpulos» entre otros. Escuchando a estos personajes no sabía si estaba escuchando un debate del Parlamento español o estaba en la diáspora allende fronteras lejanas, parecía que debatían de países distintos y distantes, no parecía posible que estuviesen hablando del mismo país. El futuro gobierno ya puede ir atándose los machos, pues le espera una oposición, por lo que ya llevo oído, profundamente destructiva, nada proclive a arrimar el hombro, precisamente lo que necesita el país. Al gobierno entrante no le brindaron una sola frase de ayuda, de ánimo, de comprensión, de respeto, que quizá sólo con eso habría bastado.

Lo más patético del debate fue ver como Arrimadas hacía el más ruin de los ridículos, recordando aquel capítulo vergonzante del «tamayazo» por el que conviene recordar que Esperanza Aguirre logró la Presidencia de la Comunidad Madrileña. Va y con un descaro digno de mejor causa, se dirigió a la bancada socialista para que algún diputado «valiente» rompiera la disciplina de voto y frustrase la investidura (hace falta ser muy miserable para intentar un segundo «tamayazo»).

Señora Arrimadas, además de perder de una tacada 47 escaños, que se dice pronto, ahora pidiendo que un socialista «valiente» rompiera la disciplina de voto y frustrase la investidura, ha perdido usted la dignidad que le quedaba.

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Mala cosa es que la falta de memoria nos hunda en el lodazal de la ignorancia. A lo largo de lo que llevamos de democracia y en distintos ámbitos, han pactado más de 200 veces las derechas con independentistas, incluso con gente vinculada a ETA, de cuando ETA mataba a más de 20 personas inocentes al año, por más que Aznar no se cortase un pelo en calificarlos de «Movimiento de Liberación Vasco».

Para algunos esto viene a ser como la felicidad que para lograrla solo hacen falta dos cosas «tener salud y mala memoria».

En cuanto a lo dicho por el candidato me cuesta decirlo, pero a mí no me salen los números ¿de dónde va a sacar el gobierno el dinero para hacer todo lo que dijo que van a hacer? Sólo endeudando las arcas públicas se me alcanza a comprender la intención de tanta justa modificación.

Por otro lado, creo que conviene decirlo: después de tantos días, tantas semanas y tantos meses de espera ¿no se podría haber retrasado una semana para no coincidir con ninguna festividad navideña?

El «tamayazo», una vergüenza aún por resolver jurídicamente o por lo menos políticamente, ha sobrevolado por encima del hemiciclo, sobre todo por los escaños de la bancada socialista, incluso de una forma obscena por parte de quién más le habría valido callarse y no hacer el ridículo de esta manera. Lo suyo señora Arrimadas, no me queda otra que tomármelo como el canto del cisne.

Tal cual tenemos de fragmentado el hemiciclo, más nos vale que empecemos por asumir que los futuros gobiernos o serán un ente hecho de retales o no serán, y eso se lo debemos al PP y a los socialista, que cuando se repartían el poder, hacían con el mismo mangas y capirotes, abusando tanto del votante que éste se cansó de aguantar y nadie con memoria o voluntad de repasar las hemerotecas me lo puede negar.