Joan Baldoví durante su intervención en la sesión de investidura de Pedro Sánchez

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Las instituciones y su funcionamiento son partes integrales de una democracia y como estamos viendo constantemente nos hacen falta mejoras en España. Pero hay cuestiones más básicas aun que las instituciones y estas se basan en el respeto a todos los ciudadanos. Todos tenemos nuestras opiniones y puede haber grandes diferencias entre ellas, pero el que no pensemos como otros no nos debe impedir el respetar sus opiniones. En eso parece que en España si tenemos serios problemas.

El espectáculo que ha dado el Congreso en la investidura de Pedro Sánchez es de lo más bochornoso que he visto en mi vida. Poco hubo de discusión de programas políticos, la sesión estuvo dominada por un leguaje fuera de lugar en el Congreso. Fue un constante aluvión de insultos de los más disparatados e incluso llegando a amenazas de lo más ruin. Solo unos pocos individuos han sido capaces de mantenerse a una altura adecuada en estas circunstancias, ejemplos han sido Aitor Esteban y Joan Baldoví. Personalmente discrepo bastante de muchas de las posiciones de ambos en la política general, pero les tengo respeto por su actitud y forma de comportarse en el Congreso.

Joan Baldoví durante su intervención en la sesión de investidura de Pedro Sánchez

Baldoví hizo un diagnostico perfecto de la situación indicando la mala educación de miembros del Congreso y su falta de capacidad para aceptar el perder. Eso son dos ingredientes básicos en el respeto que han faltado totalmente en muchos de los diputados. Incluso durante su intervención algunos de los diputados se rieron de él al decir que era maestro confirmando así las tesis que defendía. Es curioso que se rían de eso y acepten tantos diputados que no tienen ninguna carrera ni profesión.

Los dirigentes de los partidos de la manifestación de la plaza Colón tratan con desprecio a los partidos catalanes y vascos y quieren excluirlos de las negociaciones entre partidos. Los acusan de nacionalistas, curiosamente ya que los tres partidos se comportan claramente como partidos nacionalistas españolistas. ¿No se miran en el espejo?

Los dirigentes de esos tres partidos manifiestan un desprecio total a los ciudadanos que votaron a los partidos nacionalistas catalanes y vascos. Estos partidos representan a un 10 por ciento de los votantes de las últimas elecciones, no es una fracción pequeña de los españoles. El desprecio y las acusaciones que extiende también a los partidos que llaman populistas, estos partidos representan a un 15 por ciento de los votantes. En total según los dirigentes de los tres partidos de Colón habría que excluir a los partidos que representan a un 25 por ciento de los votantes a la hora de formar gobierno. Esos partidos que constantemente invocan a la unidad de España son los que precisamente dividen España al despreciar a estos ciudadanos. Su idea de unidad es someter a todos los españoles a sus puntos de vista.

Aun peor ha sido la actitud de algunos como Herman Tertsch, miembro del Parlamento europeo por Vox, que ha sugerido la necesidad de intervención del ejército frente a lo que llama gobierno ilegal. Eso en sí va más allá de la mala educación y casi tiene carácter delictivo.

Insisto en referirme a los dirigentes de los partidos ya que creo que gran parte de los miembros de partidos como el PP y Ciudadanos no usarían ni este lenguaje ni estas formas de comportamiento. Con Vox no estoy tan seguro. En estos últimos meses ha habido una deterioración de formas y palabras en las direcciones de los partidos y miembros de estos partidos han mostrado su desacuerdo dimitiendo.

Se está fomentando un clima de guerra civil y eso es muy peligroso. Es vergonzoso que sea esta la reacción al haber perdido unas elecciones. Los partidos deberían hacer auto-reflexión y eliminar de sus puestos directivos a personas que ponen en serio riesgo la incipiente democracia española.

Esperemos que se calmen los ánimos de guerra y que Sánchez de una vez empiece a gobernar sin juegos malabares.