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Pedro Sánchez propugna en TVE "devolver a la política una crisis y un conflicto que es político, porque no podemos escondernos en los tribunales". Añade que "ha habido un dejación de funciones y un fracaso por parte de la política". El gran prestidigitador de la política española se está refiriendo al problema catalán y sostiene que "la votación que se produzca será sobre un acuerdo y no sobre la división". ¿Es posible un acuerdo que permita unir a los catalanes, a los secesionistas y a los que rechazan la independencia? Porque Sánchez responde que le gustaría que el independentismo catalán abandonara la vía unilateral al ser preguntado sobre la posible ilegalidad del referéndum unilateral que el mismo defendió.

Al pasar de las palabras a los hechos, anuncia que la reunión con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se producirá la primera semana de febrero, pero al mismo tiempo la enmarca en una ronda con todos los presidentes autonómicos. Y ahí surge el desacuerdo: Pere Aragonés precisa que este encuentro es "para resolver un problema político, como es la independencia de Cataluña".

El vicepresidente del gobierno autonómico catalán declara que "esta no es una reunión como las otras, no es entre el presidente del Gobierno español y una comunidad autónoma que tiene problemas autonómicos, sino entre el presidente de España y el presidente de Cataluña". La prioridad de Sánchez consiste en aprobar, "antes de que termine el verano", los Presupuestos Generales del Estado, de los que depende todo, porque los ministros del PSOE y Unidas Podemos siguen gestionando las cuentas públicas elaboradas por Cristóbal Montoro que en mayo del 2018 aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy.

Para sortear los obstáculos y lograr que prosperen otros Presupuestos ha sido nombrada fiscal general la exministra Dolores Delgado y ya se prepara la reforma del Código Penal con la rebaja de las penas por sedición.