El presidente Trump y el vicepresidente Pence bendecidos por los pastores cristianos evangelistas, que visitaron la Casa Blanca. A la izquierda, Paula White

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¿Dónde estoy? Tengo la impresión de que mi vida ha sido trasladada a otro planeta, y no al Nibiru donde estaría con los míos. He cambiado de realidad y estoy como en una comedia irreal, en una realidad virtual posiblemente.

Cuando llegué a Estados Unidos, hace ya casi 44 años, hubo muchas cosas que me encantaron del país. Una sobre todas, el sentido de profesionalidad y la capacidad de desarrollar una carrera por uno mismo sin necesidad de favores o amistades. No te pedían certificados de nada, se fiaban de tu palabra, pero si te pillaban mintiendo estabas acabado. Es la mentalidad luterana muy típica del norte de Europa y que ayuda a dar una seriedad básica a todas las profesiones, incluyendo a los políticos. Si un político mentía tenía que dimitir y no tenía un claro futuro.

El presidente Trump y el vicepresidente Pence bendecidos por los pastores cristianos evangelistas, que visitaron la Casa Blanca. A la izquierda, Paula White

Esta semana el Washington Post ha publicado las estadísticas de las mentiras y afirmaciones falsas que ha hecho Trump durante sus tres años de gobierno, en total 16.241. En 2019 ha superado en número de afirmaciones el total de los dos años anteriores. Es un récord difícil de superar y una situación imposible de entender. Hemos tenido en estos años algunos presidentes no muy inteligentes, pero ese nivel de conducta no se había visto antes.

Ahora el proceso de impeachment está en el Senado para ser juzgado, su presidente, Mitch McConnell, republicano, ha cambiado las reglas de juego para que en el juicio no se pueda interrogar a testigos. Así quiere que el juicio sea rápido y absolutorio, cosa que probablemente será, ya que tiene mayoría. Este es otro comportamiento totalmente fuera de la buenas costumbres y maneras del Senado. Mientras, Trump sigue insultando y amenazando a todos los que participan en el proceso contra él. Se comporta como un vulgar dictador.

Trump sigue desmontando el sistema de estudios sobre el clima. Una manera ha sido cambiando las oficinas para predicción del clima asociadas al Departamento de Agricultura de Washington DC a Kansas. Muchos de los científicos, ya cansados por el trato recibido y ahora obligados a cambiar de vida, se han ido a otros empleos y el Departamento ha quedado vacío de científicos. En la situación presente de cambio del clima, los campesinos que dependen de estas informaciones para determinar el momento de siembra ahora se han que dado sin la información necesaria, cosa que lamentan. En los primeros dos años del gobierno de Trump más de 1.600 científicos empleados federales han dejado sus puestos. Esto representa una disminución de 1.5% comparado con un crecimiento del 8% en tiempos de Obama.

También se ha montado una ofensiva contra el aborto. Se quiere cambiar la decisión del tribunal Supremo que lo autorizó. Trump esta haciendo campaña a favor de ello con todo el apoyo de grupos religiosos que están a favor de la restricción. Su Ministra de Educación ha declarado que aceptar el aborto es equivalente a aceptar la esclavitud. La pastora Paula White, bella dama y directora espiritual de Trump, en un sermón ha declarado que "todos los embarazos satánicos deberían acabar en un mal parto."

Luego están los cristianos evangelistas, que están esperando el fin de los tiempos y la segunda llegada de Cristo, están entusiasmados con Trump ya que creen que él traerá el fin del mundo. Bastantes grupos cristianos han apoyado desde el principio la presidencia de Trump. Según ellos, su presidencia fue ya anunciada en la Biblia, Isaias 45, él es el presidente número 45. Cristianos evangelistas en grupo fueron a la oficina oval a bendecirlo y desearle el apoyo de Cristo en su trabajo. Ahora se ha transformado el entusiasmo en apocalíptico.

En un país construido por emigrantes para emigrantes, Trump, que es hijo de emigrantes y está casado con una emigrante, mantiene a numerosos emigrantes de la frontera sur encerrados en centros y a otros muchos más acampados junto a la frontera esperando poder entrar. Nada ha dicho Paula White sobre eso.

¿Es todo eso realidad o ficción? ¿En qué mundo estoy?